José Antonio Adell y Celedonio García
Los autores presentaron ayer el nuevo título en un acto organizado en Zaragoza
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Los escritores José Antonio Adell y Celedonio García presentaron ayer, en la sala cultural de El Corte Inglés de Zaragoza, el último libro que lleva estampadas ambas firmas, “El país de Adell y García”. Como ellos mismos apostillan en el título, se trata de “un viaje insólito por Aragón”, del que se sirven los autores para destacar las singularidades y valores de esta tierra.
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“El País de Adell y García” se ha fraguado durante tres años. ¿Cómo surge la idea y cómo se va desarrollando hasta ver el libro en la imprenta?
ADELL: Fue nuestro editor, José Luis Añaños, quien nos sugirió la idea y hasta puso el título del libro. En un primer momento, nos pareció una empresa difícil, pero luego hemos disfrutado. En estos tres años, recopilamos todo el material, anécdotas, personajes, opiniones, reflexiones de nuestros viajes desde que comenzamos con Celedonio a recorrer este solar aragonés hace treinta años.
Se trata de un libro de viajes novelado. ¿Cuánto tiene de realidad y cuánto de ficción?
GARCÍA: La realidad solapa a la ficción. Prácticamente todo lo que se relata en el libro está basado en la realidad. La ficción, en algunos momentos, es una herramienta que nos permite estructurar y desarrollar la obra con más libertad.
Agustín es un personaje esencial en la obra. ¿Quién es o a quién les recuerda a ustedes?
ADELL: Agustín es un jubilado que decide acompañarnos en varios de nuestros viajes. Finalmente, él se convierte en el narrador. Es reflexivo, intuitivo y con cierto toque irónico, pero a la vez es vitalista. Su pasado, como el de todos los de su generación, fue duro y en el viaje se agolpan sentimientos y aparecen personajes de su juventud. Él tiene su particular visión del paisaje, del patrimonio, de sus gentes y, lo más importante, de los aromas, sabores, sentimientos y vivencias que se respiran por todos los rincones de esta tierra.
¿Por qué sitúan su cuna en Bujaraloz?
GARCÍA: Allí es donde nació. Podía ser cualquier otro lugar porque hay muchas poblaciones que reúnen las características de Bujaraloz: lugar donde tenemos buenos amigos, que visitamos con frecuencia, situado entre Binéfar y Zaragoza, y, además, es de los Monegros, tierra que imprime carácter.
No habrá muchos aragoneses que, como ustedes, hayan recorrido cada pueblo de la Comunidad Autónoma. Desde su privilegiada (y trabajada) visión global, ¿qué nos pueden decir de esta tierra a los que no tenemos su conocimiento ni su experiencia?
ADELL: Cada viaje por esta tierra o cada visita a un pueblo es una nueva aventura, donde descubres nuevos matices, conoces nuevas personas, te reencuentras con conocidos. Una visión global nos llevaría a tópicos. Sin duda, es un territorio de contrastes, entre los paisajes de la montaña y del llano, entre la ciudad de Zaragoza y los pequeños pueblos, entre las gentes que quedan aquí y los que se fueron. Los aragoneses, en general, somos acogedores, hospitalarios, amantes de este país, honestos y no soportamos las medias tintas y dobleces.
Supongo que, en sus viajes, habrán visto cosas buenas y cosas malas.
GARCÍA: Lo bueno y lo malo siempre es relativo; no sé cuál es el verdadero sentido de la pregunta; pero, cuando viajamos por Aragón y vemos muchas zonas deprimidas y despobladas donde las gentes han tenido que emigrar, patrimonio que se desmorona sin que nadie se preocupe y todo lo que esta situación y condiciones conlleva, nadie puede pensar que eso es bueno. Por el contrario, a veces nos quedamos sorprendidos cuando volvemos a un pueblo después de mucho tiempo y vemos que los antiguos habitantes han recuperado sus viejas casas convirtiendo esos lugares en pequeños museos. Ejemplos no faltan por el Pirineo, las Altas Cinco Villas, el Maestrazgo... También vemos que en muchos pueblos surgen asociaciones que van recuperando su patrimonio, material e inmaterial: la fuente, el lavadero, la ermita, las tradiciones perdidas...
Aseguran ustedes que cada comarca tiene sus matices. ¿Cuáles son los mayores contrastes que han podido apreciar?
GARCÍA: Son diversos: el paisaje, las tradiciones, la tipología urbana, el carácter de las gentes. Estos contrastes a veces se contraponen pero también resultan enriquecedores y necesarios. Por ejemplo, la montaña y el llano. Influyen otros factores como el aislamiento por malas comunicaciones, el fenómeno de la despoblación o la localización en lugares limítrofes a otras comunidades.
¿Una singularidad especialmente atractiva para Adell y García?
ADELL: El gran patrimonio de esta tierra: cultural, artístico, etnológico.
GARCÍA: El carácter abierto de los aragoneses.
GARCÍA: Este libro tiene como base todos los anteriores, treinta años de recorrido con un amplio bagaje. A pesar de ello, nos ha llevado más tiempo. Los anteriores se basaban en fuentes bibliográficas, en investigación, en labor de campo recogiendo datos. Éste es sentimiento, vivencias, reflexiones y descripción del territorio desde nuestro particular punto de vista.
En el libro se reflexiona sobre muchas cuestiones, sobre la vida y hasta la muerte.
ADELL: Agustín es un personaje vitalista. De su época de juventud quedaron anécdotas de la posguerra, sus primeros amores y su trabajo de arriero. Enviuda y debe sacar adelante a sus dos hijas. Al final de su vida, solo en el pueblo, ve cerca la muerte, el fin de sus días. Pero aparecen también reflexiones sobre los inmigrantes, sobre la soledad del mundo rural, la gestión de nuestros políticos y, además, los personajes reales que desfilan en nuestros viajes también emiten opiniones y reflexiones.
Le encargaron la portada a Isidro Ferrer. ¿Por qué a él?
ADELL: Isidro fue atleta, un gran atleta; su especialidad eran los 3.000 metros obstáculos. Durante esta época coincidimos en numerosas ocasiones. Celedonio entrenaba con frecuencia con él y de aquella época guarda muchos recuerdos. En un campeonato de Aragón de cross en Sabiñánigo, con diez grados bajo cero, recuerdo que él y yo subimos al podio. Después, nuestros encuentros han sido más esporádicos, pero siempre hemos mantenido ese poso de amistad y admiración por su trabajo. Coincidimos con él cuando estábamos terminando el libro, se lo propusimos, abusando de esa amistad, y él aceptó. Como todas sus obras es magnífica, se nota que la ha realizado con el corazón.
¿Qué lugar de Aragón es al que siempre desean regresar?
GARCÍA: Tengo la manía de repetir muchas veces las mismas fotografías cuando paso por un lugar; pero, regresar..., a casa, con la familia.
ADELL: Siempre se desea regresar al lugar donde eres bien acogido y en los pueblos donde tienes amigos y conocidos que te aprecian siempre te apetece volver. Y queremos agradecer el excelente trato que siempre se nos ha dado en tantos pueblos donde se nos ha solicitado acudir para impartir una charla, hacer un pregón o preparar una carrera. M. M.
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Publicado en: http://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/detalle.php?id=254827
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