lunes, 1 de enero de 2007

Fiestas y Tradiciones en el Alto Aragón. El Invierno



José Antonio Adell Castán
Celedonio García Rodríguez

Editorial Pirineo, Huesca, 1998.

El año 1999, último año de la década de los noventa, el último año del siglo XX y el último año del II milenio de la Era Cristiana (no queremos polemizar sobre si el último es el 1999 o el 2000). Parece ser que influidos por la presión de la informática será sin duda el 1999. Poco importa. Sin embargo, hemos querido aprovechar este año emblemático, el 1999, para sacar a la luz cuatro libros (invierno, primavera, verano y otoño) que recojan el ciclo festivo tradicional, ordenado por días, de nuestra provincia. Este primer libro sale al finalizar el año 98 y en los días previos al último invierno del siglo.

Nuestro objetivo es que quede plasmada esta rica recopilación de fiestas, romerías, tradiciones, costumbres, que forman parte del patrimonio etno1ógico de nuestros pueblos. Posiblemente en unos años todo esto cambie profundamente. Ya lo ha hecho en los últimos años. Por 10 menos quedará constancia para generaciones ve­nideras de cómo vivieron las gentes de esta época.

Para los más mayores, que son los que nos han aportado muchos de los datos, esto forma parte de su historia vital, de la historia cotidiana de cada uno de nuestros pueblos y esperamos que la lectura resulte de su agrado.

Hemos renunciado deliberadamente a explicar profundamente nuestros festejos. Julio Caro Baraja valora la importancia de “contar, lisa y llanamente” lo que se averigua en los trabajos de campo. Los antropólogos ya analizarán los datos y descubrirán relaciones, significados y simbolismos.

Tampoco hemos querido renunciar al estricto rigor que siempre nos ha caracterizado. Pensamos que podemos unir el rigor con lo que pueda resultar una lectura amena que llegue a todos. El estudio ha exigido varios años de trabajo de campo con un recorrido por la geografía altoaragonesa, que nos ha permitido recoger datos de 871 1ugares, incluyendo varios despoblados.

Todo ello se ha completado con abundante bibliografía, que aparecerá en el último tomo, y un exhaustivo trabajo de hemeroteca.

Comenzamos con el invierno, una estación rica en folklore y manifestaciones festivas, a pesar de los rigores climatológicos. Sin duda, para nuestros antepasados era una época de menor actividad laboral y ello propiciaba toda una serie de rituales.

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