Zaragoza, 8 de septiembre de 2008
Cientos de kilómetros recorridos para registrar el patrimonio hidráulico aragonés, más de 700 municipios, cuencas y riberas que esconden presas, balsas, molinos o barcas, todo lo que nos relaciona con el agua. Todo lo han registrado José Antonio Adell y Celedonio García bajo el prisa de la tradición aragonesa. Con el título "El agua en las tradiciones y leyendas de Aragón" han expuesto en el Ágora de la Tribuna del Agua las jotas, romances, refranes y leyendas con los que explicamos las fuentes de agua o manifestamos nuestras inquietudes hídricas.
José Antonio Adell y Celedonio García han hablado del agua que calma la sed, la que redime la tierra, del agua del cielo, de los oficios del agua, de las corrientes y de la salud y el ocio que nos proporciona el agua. Todo un recorrido de palabras, más de mil imágenes captadas por ellos mismos -y acompañados de la música en directo- y que pasa por la fuente de la Mora de Cariñera, que mana vino una semana al año, la fuente de los 72 caños de Alcañiz, las grandes obras hidráulicas y sus impulsores, Ramón Pignatelli o Joaquín Costa. La barca del Tío Toni, sobre el Ebro a su paso por Zaragoza, los navateros del cinca, los balnearios y las sequías. El relato entusiasta de estos dos investigadores ha contagiado la sonrisa al público que reconocía las imágenes y las mismas palabras que siempre han escuchado en medio de la sequía o ante una riada imprevista.
José Antonio Adell y Celedonio García han hablado del agua que calma la sed, la que redime la tierra, del agua del cielo, de los oficios del agua, de las corrientes y de la salud y el ocio que nos proporciona el agua. Todo un recorrido de palabras, más de mil imágenes captadas por ellos mismos -y acompañados de la música en directo- y que pasa por la fuente de la Mora de Cariñera, que mana vino una semana al año, la fuente de los 72 caños de Alcañiz, las grandes obras hidráulicas y sus impulsores, Ramón Pignatelli o Joaquín Costa. La barca del Tío Toni, sobre el Ebro a su paso por Zaragoza, los navateros del cinca, los balnearios y las sequías. El relato entusiasta de estos dos investigadores ha contagiado la sonrisa al público que reconocía las imágenes y las mismas palabras que siempre han escuchado en medio de la sequía o ante una riada imprevista.
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