lunes, 10 de mayo de 2010

Mariano Bielsa “Chistavín” de Berbegal, un héroe del deporte español

Mariano Bielsa y Latre “Chistavín”. Retrato de Félix Badillo publicado en La Ilustración Española y Americana
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Artículo publicado en el suplemento extraordinario "San Lorenzo" del Diario del Altoaragón, 10 de agosto de 2009
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Por José Antonio ADELL CASTÁN y Celedonio GARCÍA RODRIGUEZ *

La fecha del 22 de octubre de 1882 marca el nacimiento de un héroe nacional. Mariano Bielsa y Latre, apodado “Chistavín” de Berbegal, venció en la Plaza de Toros de Zaragoza al italiano Achilles Bargossi, considerado el mejor “andarín” del mundo y conocido con el apodo de “El hombre locomotora”.

La celebridad de “Chistavín” eclipsó al famoso andarín madrileño Juan Antonio Genaro, que a mediados del siglo XIX había recorrido España y parte de Europa compitiendo contra caballos.

El “andarín” de Berbegal venció al corredor italiano, pionero del atletismo italiano, cuyo recuerdo permanece en una calle de Forli, su población natal, que le fue dedicada en 1962. Bargossi, “el hombre que fundó el arte de correr en Italia” deja constancia en su autobiografía de las ciudades, regiones y naciones que recorrió con su “compañía de teatro”. Disputó numerosas carreras en las principales capitales italianas, estuvo en Londres y en ciudades de Francia, Alemania, Argelia y Portugal. Después de su aventura española, en 1882, regresó a Italia, luego volvería a Francia en varias ocasiones, anduvo por Suiza, el Imperio Otomano y su última etapa sería Argentina, donde falleció en 1885.

Bargossi era un trotamundos, mezcla de aventurero, artista, titiritero o “sportman” (según se decía en la época). Las primeras veces que se habla de él se le considera “gimnasta”, posteriormente se generaliza el calificativo de andarín.

Del mismo modo que los piculines o volatineros, funambulistas, acróbatas o cualquier otro personaje de las compañías circenses, Bargossi formaba la suya propia, junto con su mujer y su hijo de pocos años. Bargossi explotaba sus cualidades con el fin de obtener beneficios económicos.
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Primera página de El Globo con el retrato del andarín Mariano Bielsa (30 de octubre de 1882)

El héroe de Berbegal

El diario ilustrado El Globo dedicó la primera página, con retrato incluido a “Mariano o Marianico Bielsa, el Chistavín, el vencedor del Bargossi, el héroe de Berbegal”. Tres títulos diferentes asignados a la “celebridad del día”.

El orgullo nacional herido por un extranjero, que había arrojado el guante a los pies de los españoles en Madrid y nadie lo había recogido con fortuna, acentuó con el triunfo del aragonés una ola de patriotismo.

Como decía el citado periódico, “de un oscuro rincón de la provincia de Huesca ha salido el primer español que ha parado los pies al intrépido andarín italiano”. El orgullo nacional estaba vengado.
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A mediados de agosto de 1882, mientras Aquiles o Achilles Bargossi realizaba sus proezas en Madrid, El Diario de Avisos de Zaragoza publicó un artículo, reproducido dos días después en La Época, en el que citaba “ejemplos de agilidad semejante y aún superior” protagonizados por andarines como Pablo Sales, de Valderrobres; un guarda de monte de Cariñena; Eufrasio Trinchán y José Tena, de Lécera; León Beltrán, apodado Pichón, de Bujaraloz, y el “andarín de Berbegal”, dependiente de consumos por espacio de muchos años en Zaragoza, que iba de Monzón á Barcelona (34 leguas de distancia) de sol á sol, en todo tiempo, calculándose, que recorría en menos de diez horas ese trayecto.

El presagio de lo que le podía suceder a Bargossi en Zaragoza estaba servido. Mariano Bielsa era pariente del “andarín de Berbegal”. Este célebre andarín, hermano del abuelo de Bielsa, prestó importantes servicios al general Francisco Espoz y Mina en la Guerra de la Independencia. A él se le podría atribuir parte del éxito de algunas victorias obtenidas contra las tropas invasoras. El audaz andarín se introducía entre los franceses con el pretexto de vender tabaco, recorría sus campamentos, andando algunos días hasta “treinta leguas”, y regresaba al lado del ilustre general español para informarle de cuanto había visto.

“Chistavín” pertenecía a esta raza de andarines, se le describía como un mancebo de 23 años, de tez morena, de negro y rizado pelo, mentón saliente, enjuto de carnes y regular de estatura. Según señalaba el diario madrileño La Época, “de sus labios no se aparta cierta sonrisita, entre plácida y maliciosa, que es casi característica en los jóvenes de aquel país”.

El diario El Globo constataba que “el gremio de los andarines abunda en tierra de Berbegal que es un portento, de aquí la confianza obligada por los aragoneses en que la fama de invicto andarín atribuida a Bargossi se eclipsaría en cuanto asomara éste los pies por aquella comarca”.

Uno de los muchos ejemplos, narrado por “Chistavín” al redactor de El Globo, tuvo como escenario el pueblo de Salas Bajas: “El día de San Gil, 1º de Setiembre, se celebra mucho en el pueblo de Salas Bajas (en realidad es el 31 de agosto, en honor a San Ramón Nonato), y las carreras de andarines son por allí uno de los grandes atractivos de las fiestas. Se habían citado varios corredores, y entre ellos acudió uno muy famoso llamado Mallor, de Alcolea. Al saberlo Chistavín acudió también presuroso. Ante aquellas dos potencias renunciaron a correr los pipiolos. Puestos en función los dos andarines, recorrieron tres kilómetros, el Mallor de Alcolea en «tres minutos», el Chistavín en «dos cincuenta segundos». ¡Avergüéncense y aprendan nuestros trenes!”.
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El andarín italiano Achilles Bargossi. Retrato de Félix Badillo publicado en La Ilustración Española y Americana

“Chistavín” derrota a Bargossi

La víspera de la festividad de la Virgen del Pilar los periódicos anunciaban que el célebre andarín Mr Bargossi iba a llegar a Zaragoza, y el día 17 se publicaba el anuncio de su primera función:
“Plaza de Toros de Zaragoza.- El miércoles 18 de Octubre, a las tres de la tarde, se verificará La Gran Corrida por el primer andarín del mundo Mr. Bargossi, el cual dará dos mil duros al que dé más vueltas en el redondel de la plaza. Entrada general 4 rs”.

Bargossi no tuvo rival; se presentaron dos zaragozanos que se retiraron a las pocas vueltas, pero la sorpresa llegaría en la última función del día 22. Se anunciaba que Bargossi iba a correr en competencia con un caballo y con un andarín aragonés procedente de Barbastro.

La espectáculo comenzó con una carrera de 15 vueltas entre la mujer de Bargossi y su hijo, con victoria del pequeño.

Después llegó el turno del italiano, el español y el caballo. Según la crónica de La Época, “el cuadrúpedo quedó aventajado muy pronto y tuvo que retirarse. En la primera vuelta se adelantó el italiano unos seis metros; pero enseguida le fue el aragonés al alcance. Bielsa se mantuvo durante setenta y seis vueltas detrás de Bargossi sin adelantar ni atrasar un centímetro.
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Ya iban dadas setenta y seis vueltas cuando Bielsa, sin abandonar su característica sonrisa, le dijo al italiano:

—Miusté que falta poco y yo no mi de quedar atrás

Y como el italiano no le contestara, añadió

—¿No corre V. más que eso?

Y de un tirón le saca media vuelta de ventaja.

Bargossi sudaba á mares. El aragonés, en cambio, estaba tranquilo, sereno, fresco, julo, como dicen allá.

Bargossi hizo un supremo esfuerzo. El aragonés, sin volver la cabeza y sin dejar de sonreír, adelantó vuelta y media más. Por fin dio un salto de gamo y concluyó las ochenta vueltas”.
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La ovación que recibió Bielsa fue indescriptible. Llovían sobre el redondel sombreros, cigarros y botas. Redoblaban los aplausos y se oía gritar ¡Viva Aragón! Sus compañeros condujeron en triunfo al aragonés.

Las anécdotas salpicaron a todos los periódicos. Uno publicaba el siguiente pormenor:

—“¿Qué suele V. tomar, cuando trata de dar una carrera? preguntaron á Bielsa.

—Me como dos ó tres libras de carne—pero pa ganar a ese hombre, con calabaza cruda hay bastante”.

Otro narraba una escena callejera:

“El victorioso mancebo tropieza en una calle con un baturro:

—Oye, tú, —le interroga éste cortándole resueltamente al paso: —¿no eres tú el que le ha ganado al francés la carrera?

—Yo mismo, contesta el interpelado.

—Pues, toma para unas copas, y ¡viva Aragón y viva España!

Y diciendo y haciendo, obliga a viva fuerza al muchacho a aceptar un duro”.

El Globo recogía otro rasgo curioso, referido por el propio “Chistavín” con el candor de un niño, que atestiguaba el entusiasmo del pueblo aragonés ante la derrota del extranjero por un compatriota.
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“Caminando Chistavín por otra calle, ve dirigirse a él una joven del pueblo, hermosa, fresca, lozana y cuyos antecedente sábese que son inmejorables; reconócele, se cerciona de que es el vencedor del italiano, y con la mayor sencillez del mundo, o por lo menos de aquellas tierras, arroja sus brazos al cuello del mancebo, llorando a lágrima viva de puro entusiasmo patrio.

Parece que no volvió esta conmovedora escena a repetirse.
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La apuesta consistía en 500 pesetas. El andaría italiano, apelando á subterfugios y estratagemas, sólo entregó 25 duros a Bielsa, con los cuales se contentó nuestro compatriota.

Se decía que el humillado andarín salió precipitadamente de Zaragoza, y de España también. Ha dicho, ¡pies para qué os quiero!

Los comentarios patrios fueron abundantes y exagerados. Al día siguiente, Mariano Bielsa fue recibido por el rey Alfonso XII, que en las mismas fechas se encontraba en Aragón inaugurando el comienzo de las obras del ferrocarril de Canfranc y de Val de Zafrán. El monarca premió el triunfo de “Chistavín” entregándole treinta duros y le invitó para que fuera a la Corte. El Gobernador civil le dio cien pesetas y el general Jovellar también le hizo un regalo.


Retrato del andarín Mariano Bielsa publicado en El Globo
Bielsa fue retratado en el gabinete fotográfico de Júdez y Larruy, en cuyo concurrido establecimiento se vendieron numerosas fotografías. El Globo y La Ilustración Española y Americana también publicaron su retrato.

“Chistavín” profesional del deporte espectáculo

En veinticuatro horas la fama de Mariano Bielsa se extendió por España e inmediatamente varios empresarios trataron de contratar a este joven conductor de correo entre Barbastro y Boltaña. El famoso empresario Felipe Ducazcal (también fue diputado a Cortes y fundador de varios periódicos) le invitó para que acudiera a Madrid.

A los pocos días “Chistavín” llegaba a la Villa y Corte y volvía a ser recibido por el Rey. Era la primera etapa de un largo periplo que le llevaría a recorrer las principales ciudades españolas, parte de Europa y del continente americano.
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Estampa publicitaria de “Chistavín” anunciando fajas de Morella con el escudo de Huesca. Archivo Antonio Arguas Perdiguer

La “fiebre andarina” se extendió por Aragón, donde surgieron numerosos contendientes deseosos de vencer al ilustre “Chistavín”, y también otros por el resto de España.
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En la Plaza de Toros de Zaragoza se enfrentó, entre otros, a José Giménez “El Sevillano, de Alcalá de Gurrea; Antonio Laínez, de Cariñena; Joaquín Mallor, de Alcolea de Cinca; Antonio Balaguer Pascual, apodado “El Rey”, de la población turolense de Andorra, y Valero Nogueras, de Castejón de Monegros. En la Plaza de Toros de Huesca venció a Nonón, de Ayerbe, el 18 de marzo de 1883. En la de Calatayud derrotaría a Alda de Miedes. También correría en Ateca.
La Plaza de Toros de Huesca volvería a ser escenario de otra carrera que enfrentaría, el 20 de octubre de 1883, a Francisco Polo con Antonio Laínez, el de Cariñena.

El peregrinaje por España se había iniciado el 6 de noviembre de 1882 en la Plaza de Toros de Madrid venciendo fácilmente a sus competidores. A los pocos días, en el mismo escenario, se retiraba en un tumultuoso “match” que volvió a enfrentarle con Bargossi.

La cuestión andarina, lejos de apaciguarse, se convirtió en un tema recurrente de la prensa.
A Bielsa le llovieron contratos por todo España: Madrid, Pamplona, Logroño, Sevilla, Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Valencia…

A Madrid volvería triunfante a finales de año. En Bilbao derrotaría a “Chinito”, en San Sebastián al navarro Francisco Olite. En Logroño compitió contra Victoriano Rubio, apodado “Cordero”, de Cenicero. Y en la Plaza de Toros de Pamplona con Martín Igarabide, apodado “Juanagorri”, de Betelu.

En febrero de 1885 se disponía correr en la Plaza de Toros de Barcelona en competencia con los dos caballos más ligeros que se presentasen.

A mediados de abril de 1885 “Chistavín” abandonaba su tierra pasando la frontera por Bielsa. Se dirigía a París con el propósito de retar nuevamente a Bargossi, que se hacía pasar por “invencible” en la capital francesa.
El Complejo deportivo “El Chistavin”, recuerda en Berbegal al famoso andarín
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También a mediados de abril, pero de 1886, La Vanguardia decía que “el famoso andarín Bielsa ha reunido un regular capital, y en breve se retirará a su pueblo de la provincia de Huesca a gozar tranquilamente lo adquirido a fuerza de correr por esos mundos de Dios”.

Sin embargo, el 28 de mayo del mismo año Bielsa vencía a tres caballos en la Plaza de Toros de Valencia; debían dar 200 vueltas (25 kilómetros), pero antes de llegar al centenar de vueltas los caballos se habían ido retirando sucesivamente. Dos días después vencía en el mismo escenario al catalán Juan Mateo.

Recaredo Agulló cuenta en su libro Las carreras populares de Valencia, que, antes de iniciar Bielsa su gira por tierras valencianas, la prensa recogía su genta en Zaragoza contra Bargossi; y también narra una anécdota que le sucedió al andarín aragonés: “En 1886 retó al alguacil de Massalavés a cruzar la calle Mayor antes que él. Le dio 50 pasos de ventaja, pero a cambio de que cargara con un saco de trigo. Las crónicas cuentan que la apuesta se aplazó porque durante la carrera un enorme perrazo se arrojó sobre Bielsa".

En julio de 1886, antes de partir al continente americano, Chistavín exhibe sus proezas derrotando a varios caballos en la Plaza de Toros de Hellín, según señalaba el diario La Concordia de Vigo.

Luego partiría a Argentina. En noviembre de 1887 vencía en el Hipódromo de La Plata (provincia de Buenos Aires) al hijo de Bargossi. La carrera despertó mucho interés entre españoles e italianos. Bargossi había fallecido en este mismo país el 3 de diciembre de 1885; enfermó poco después de disputar una carrera contra un vasco y un caballo con el fatal desenlace. Para el domingo siguiente se anunciaba otra carrera contra un noruego.

Pronto regresaría a España. A mediados de diciembre de 1887 volvía a competir en tierras gallegas, en esta ocasión en Santiago de Compostela, compitiendo contra Francisco Campo y Calvo, apodado “Milica”.

Pero al año siguiente retornaba a tierras americanas. En noviembre de 1888 era derrotado por un caballo en Santiago de Chile. La prensa chilena resumía así la carrera:

“A las catorce y media vueltas el andarín comenzó a ponerse pálido, y cuando pasaba por frente de las tribunas, a las quince vueltas, su color era cadavérico. La última media vuelta la dio fuera de sus sentidos, por un agudo dolor que le atormentaba. La carrera duró dos horas y cuatro minutos”.

Su aventura americana se alargó mucho tiempo, aunque es posible que pisara en más ocasiones el viejo continente. El 1 de julio de 1913, tras veintiséis años de peregrinación, “Chistavín” regresaba a su villa natal, Berbegal, procedente de Siberia y Estados Unidos, según señalaba el diario aragonés La Crónica.

*José Antonio Adell y Celedonio García son autores de libro Chistavín, el andarín de Berbegal. Editorial Pirineo, Huesca, 1998.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por su comentario: gracias por hallar nuestro Blog. Un abrazo! Muy interesante lo de "Chistavín": qué personaje!!
SALVADOR LEMIS