miércoles, 3 de enero de 2007

“Esparvero”, la revista número 14 de los ‘Amigos del Batán’ de Fiscal


Trinitario Bartolomé nos ha enviado el último número de Esparvero (Núm. 14, Diciembre 2006) la “Revista informativa de la Asociación ‘Amigos del Batán’ de Fiscal (Huesca).

Incombustible, “con alguna soledad, contra dificultades, viento y marea, pero con mucha ilusión” y con una puntualidad asombrosa, Trinitario es la imagen visible de una Asociación que trabaja desinteresadamente a través de sus actividades por la defensa del patrimonio cultural y natural “como base de identidad local y regional”. Parte de ese trabajo, muchas veces oculto y oscuro, sobre todos los aspectos relacionados con Fiscal, su divulgación, promoción y conservación, queda reflejado con la regularidad habitual en esta revista.

En el número 14 se publican artículos de José María Satué Sanromán hablándonos de los pastores (“Alrededor d’a caminera”), de Jesús Cardiel Lalueza, que nos presenta un documento antiguo (“Donación en Lardiés en el año 1495”), o de Juan Antonio Allué Bellosta, que recuerda uno de los medios de transporte de antaño, concretamente, “El coche de Pedro-El Correo. Desde Ligüerre de Ara”.

Igualmente interesantes son los artículos de Trinitario Bartolomé sobre “La industria textil en el Medievo”, “Los ríos, vida e historia”, “El árbol, naturaleza y vida”, “Félix de Azara” y “El patrimonio perdido”.

En la sección de Libros, el prólogo de Julio Llamazares para la obra de Enrique Satué Oliván, El Pirineo contado, es la mejor presentación que se puede hacer de un texto que “bucea en la memoria de los pastores y de los campesinos” del Pirineo. Como se dice del buen vino, este libro conquista mayor interés con el paso de los años.

La revista se enriquece con un extracto de la obra Lugares mágicos del Pirineo Aragonés, de Juan Carlos Muñoz, Juan Gavasa y Sergio Lanaspa, que narra la leyenda de “Las Treserols”.

Y, para terminar, entresacamos una referencia de la última sección, “Refrans”:

“D’as auguas mansas no te’fies”.

lunes, 1 de enero de 2007

Chistavín. El andarín de Berbegal



José Antonio Adell Castán
Celedonio García Rodríguez

Editorial Pirineo
Huesca 1998



El deporte es un fenómeno social. Sería difícil imaginarnos una sociedad en la que éste no existiera. Cuando dentro de varios años los historiadores analicen este período final de siglo y de milenio qui­zás opten por denominarlo como el de la civilización del deporte.

En Aragón, en la faceta competitiva, tene­mos en estos momentos deportistas que destacan en el plano nacional e internacional (Fernando Escartín, Conchita Martínez, Eliseo Martín, Sheila He­rrero, Gema Usieto"...). El deporte también ha calado profunda­mente en la sociedad aragonesa. No podía ser de otra manera.Sin embargo no fue siempre así. El deporte penetra en el tejido social aragonés a finales del siglo pasado. En nuestros pueblos y ciudades ya existía práctica de actividades físicas: eran nuestros juegos tradicionales. El deporte como tal llega desde Inglaterra y Francia fundamentalmente.

La ruptura entre el juego y el deporte no es traumática. Muchos juegos se van reconvirtiendo en deportes. El atletismo, que será el deporte rey de los Juegos Olímpicos, no quedará institucionalizado como tal en Aragón hasta el año 1923 con la creación de la Federa­ción Aragonesa de Atletismo, justamente hace 75 años.

En ese período de transición del juego tradicional al deporte, en este caso del pedestrismo al atletismo, aparece una figura importante: Mariano Bielsa y Latre, "Chistavín", nacido en una pinto­resca y emblemática población del Somontano: Berbegal.

La historia de Chistavín es la historia de un personaje aragonés con sus momentos de triunfo y también sus momentos de declive. Pero podemos hablar de este hombre como el precursor del atletismo y del deporte en Aragón, el pionero de lo que luego se denomi­nó deporte-espectáculo.
Finalmente queremos indicar que esta publicación se ha podido llevar a cabo gracias al empleo de fuentes escritas: investigación en hemerotecas, y a fuentes orales: el trabajo de campo realizado en la población natal del protagonista. Gracias también por la colabora­ción prestada al Ayuntamiento de Berbegal y a Diario del Altoara­gón.

José Antonio Adell y Celedonio García

Fiestas y Tradiciones en el Alto Aragón. El Invierno



José Antonio Adell Castán
Celedonio García Rodríguez

Editorial Pirineo, Huesca, 1998.

El año 1999, último año de la década de los noventa, el último año del siglo XX y el último año del II milenio de la Era Cristiana (no queremos polemizar sobre si el último es el 1999 o el 2000). Parece ser que influidos por la presión de la informática será sin duda el 1999. Poco importa. Sin embargo, hemos querido aprovechar este año emblemático, el 1999, para sacar a la luz cuatro libros (invierno, primavera, verano y otoño) que recojan el ciclo festivo tradicional, ordenado por días, de nuestra provincia. Este primer libro sale al finalizar el año 98 y en los días previos al último invierno del siglo.

Nuestro objetivo es que quede plasmada esta rica recopilación de fiestas, romerías, tradiciones, costumbres, que forman parte del patrimonio etno1ógico de nuestros pueblos. Posiblemente en unos años todo esto cambie profundamente. Ya lo ha hecho en los últimos años. Por 10 menos quedará constancia para generaciones ve­nideras de cómo vivieron las gentes de esta época.

Para los más mayores, que son los que nos han aportado muchos de los datos, esto forma parte de su historia vital, de la historia cotidiana de cada uno de nuestros pueblos y esperamos que la lectura resulte de su agrado.

Hemos renunciado deliberadamente a explicar profundamente nuestros festejos. Julio Caro Baraja valora la importancia de “contar, lisa y llanamente” lo que se averigua en los trabajos de campo. Los antropólogos ya analizarán los datos y descubrirán relaciones, significados y simbolismos.

Tampoco hemos querido renunciar al estricto rigor que siempre nos ha caracterizado. Pensamos que podemos unir el rigor con lo que pueda resultar una lectura amena que llegue a todos. El estudio ha exigido varios años de trabajo de campo con un recorrido por la geografía altoaragonesa, que nos ha permitido recoger datos de 871 1ugares, incluyendo varios despoblados.

Todo ello se ha completado con abundante bibliografía, que aparecerá en el último tomo, y un exhaustivo trabajo de hemeroteca.

Comenzamos con el invierno, una estación rica en folklore y manifestaciones festivas, a pesar de los rigores climatológicos. Sin duda, para nuestros antepasados era una época de menor actividad laboral y ello propiciaba toda una serie de rituales.

Fiestas y Tradiciones en el Alto Aragón. La Primavera





José Antonio Adell Castán
Celedonio García Rodríguez
Editorial Pirineo, Huesca, 1999._____

Tras los rigores invernales tan acusados en esta tierra, llega pausada y silenciosamente la primavera, período en el que la propia naturaleza parece convertirse en una fiesta. Buena parte de los festejos de estos días tendrán como protagonista la madre naturaleza: romerías, plantaciones de mayo, enramadas, etcétera.

Nos encontramos en esta estación con dos períodos, uno de celebraciones móviles: Semana Santa, Pascua de Resurrección (o “florida”), Ascensión, Pascua de Pentecostés (o “granada”) y Corpus; junto a otro de celebraciones fijas: San Jorge, San Marcos, Santa Cruz, San Miguel, San Gregorio, San Isidro, Santa Quiteria, Santa Wa1desca, San Antonio de Padua, San Quílez...

El Altoaragón bulle en sus fiestas de primavera. Los campos, hermosos con su nuevo manto floreal, reciben a los lugareños que pasarán algún día en los montes. Algunas romerías congregarán gentes de diversos lugares: la Virgen del Pueyo en Barbastro, la Virgen de Dulcis en Pozán, la Virgen de la Cueva o el voto a San Indalecio en el campo de Jaca, la Virgen de Bruis en el Sobrarbe, la Virgen del Viñedo en Castilsabás o la Virgen de Loreto en Huesca. Otras más localistas no dejarán de ser por ello igualmente multitudinarias.

Fiestas de origen histórico, como el Primer Viernes de Mayo jaqués, confluyen junto a otras de origen legendario, como la fiesta de las abuelas, o “Crucelós”, en Adahuesca.

Con esta entrega proseguimos con el ciclo anual de Fiestas y Tradiciones del Altoaragón. En el mes de junio saldrá la tercera entrega sobre el verano, para concluir antes de fin de año con el otoño.

Si el primer libro se presentó en Monzón, dentro de la IV Feria Libro, con una numerosa asistencia de público, lo cual queremos agradecer, éste será presentado en Binéfar, en la víspera de San Jorge, patrón de Aragón.

No nos resta sino agradecer a todas las personas que se han interesado por el tema, que en definitiva forma parte de nuestro patrimonio etnográfico.

Fiestas y Tradiciones en el Alto Aragón. El Verano





José Antonio Adell Castán
Celedonio García Rodríguez

Editorial Pirineo, Huesca, 1999.


En los nuevos tiempos el estío es la estación festiva por excelencia. Antaño era la época de mayor trabajo en nuestros pueblos. Las tareas de la recolección en el llano o la recogida de la hierba en la montaña no permitían el tiempo de ocio.

En la actualidad con la mecanización de la agricultura y el desarrollo del sector turístico nuestros pueblos se han encontrado por un lado con que su población se multiplica con la llegada de turistas, visitantes o hijos de la localidad que regresan en sus vacaciones y por otro que las faenas del campo dejan también tiempo para el asueto.Esto ha permitido que muchas celebraciones festivas se pasen al verano, que la fiesta mayor si era en invierno también sea en este período e incluso que aquellas poblaciones que no tenían celebraciones patronales en verano (Berbegal, Azanuy…) hayan creado sus nuevas fiestas, con distintas denominaciones.

La noche de San Juan con multitud de rituales en nuestras comarcas es el inicio de esta estación (con el antecedente de la fiesta de San Ramón obispo, festejado en Barbastro y Roda).

Santa Orosia, a continuación, nos trae dos celebraciones cargadas de rico folklore: Jaca y Yebra de Basa. Finalmente el mes finaliza con la fiesta de San Marcial, en Benasque, donde podemos admirar el ball d´els omes y el ball de les dones.

En la primera quincena de julio no hay celebraciones festivas destacadas, sin embargo en la segunda quincena se abre un santoral con diferentes fiestas: Virgen del Carmen, Santa Marina, Santa Margarita, Santa María Magdalena, siendo el apogeo con Santiago (Sabiñánigo) y Santa Ana.

Agosto es el mes de fiestas por excelencia. La Asunción y San Roque son venerados en numerosos lugares. Junto a ellos San Salvador, San Lorenzo, San Joaquín, San Bartolomé, Degollación de San Juan, San Agustín o San Ramón Nonato. La festividad del mártir oscense Lorenzo llena las calles de nuestra capital de colorido. Los danzantes siguen emocionando a propios y extraños.

En nuestros pueblos podemos disfrutar del folklore, las tradiciones, los espectáculos y diversidad de actos. Las comisiones de festejos o los mayorales o mayordomos se esfuerzan en que éstas tengan atractivo.

En septiembre, que se inicia con San Gil y San Antolín (Sariñena) hay dos fechas importantes: la Natividad de la Virgen y el Santo Cristo. En la primera de estas celebraciones de nuevo muchos lugares con fiestas. Entre ellos destacar Barbastro, Tamarite, Almudévar o Gurrea de Gállego, pero son muchas más.

Para el Santo Cristo están las fiestas de Graus, declaradas de interés turístico. También las de Aínsa con la morisma bianual, las de Binéfar, Sallent o Alcolea.

El 20 de septiembre concluye este ciclo, que nos llevara al otoño. Para nuestros antepasados la “sanmiguelada” o “sanmiguelada” (29 de septiembre) era la conclusión del ciclo agrario y el reinicio de uno nuevo. De ello hablaremos en la próxima publicación.

Fiestas y Tradiciones en el Alto Aragón. El Otoño






José Antonio Adell Castán
Celedonio García Rodríguez
Editorial Pirineo, Huesca, 1999.


Con el otoño concluimos el ciclo festivo. El otoño es como el atardecer de la vida. Nuestras gentes lo vivían con plenitud. Lo iniciamos en San Mateo y aún, durante unas semanas hasta la Virgen del Pilar, nos encontramos con fiestas que podrían encuadrarse dentro del ciclo estival. A partir de esa festividad tan aragonesa iniciamos un período en el que no abundan las celebraciones festivas, sin embargo existen hondas tradiciones arraigadas en nuestros pueblos.
Con la llegada del Adviento, preludio de la Navidad, vuelven los festejos. En medio, Noviembre, mes de los difuntos, mes de reuniones de cofradías y de celebraciones menores.

Con este trabajo (el cuarto de la serie) terminamos la colección. Así cumplimos el compromiso de presentar cada libro en su propia estación. El correspondiente al invierno se presentó en la Feria del Libro de Monzón; el de la primavera en la Semana de Aragón de Binéfar; el del verano en la Escuela de Verano de Aragón, en Aínsa, y, finalmente, la previsión es que este tomo se presente en la Semana Cultural de Albalate de Cinca en torno a la festividad de San Martín.

Otro de los compromisos era concluir los cuatro volúmenes antes del inicio del 2.000 y que pudiesen presentarse conjuntamente en la Feria del Libro de Monzón, lugar de inicio y conclusión de la obra, y también en Huesca.

A lo largo del año se nos ha solicitado, también, que presentemos la obra en otras poblaciones en diferentes Semanas o Jornadas Culturales: XX Semana Cultural de Azanuy, Semana Cultural de Castejón del Puente, Feria del Libro de Huesca, fiestas de Fonz y Berbegal, etcétera.

Queremos agradecer, por fin, el interés con el que se ha recibido la obra, especialmente en nuestros pueblos. Nuestra pretensión era devolver al pueblo lo que éste nos aportó.

El trabajo de campo realizado en los años 1989-1992 se ha complementado con la bibliografía que aparece en este capítulo. Entre los cuatro tomos se mencionan más de 800 núcleos de la provincia.

Esperamos que la obra en su totalidad, complementaria de la publicación realizada en el año 1992, La fiesta en el Altoaragón, recoja en este final de milenio lo que es una parte del mundo de la cultura tradicional de nuestros pueblos, que desgraciadamente desaparece a pasos agigantados.

Nos agradaría que los que tengan el libro disfruten con su lectura. Nosotros hemos disfrutado enormemente con la investigación y con el trato de las gentes de nuestra tierra altoaragonesa.
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