lunes, 31 de agosto de 2009

Verano cultural por el Jiloca

Villafranca del Campo. Foto: C. García

Este verano hemos vuelto a visitar los pueblos de la comarca del Jiloca, aprovechando la invitación del “Centro de Estudios del Jiloca” para participar en el “Plan Cultural del Centro de Estudios del Jiloca”. Ha sido un reencuentro de muchos lugares que no visitábamos desde hacía unos años.

Los niños campan a sus anchas y llenan de vida las calles de los pueblos. Pozuel del Campo. Foto: C. García

En esta época los pueblos bullen con el continuo deambular de los niños que disfrutan con total libertad de los espacios donde sus padres “sufrieron” la penuria que les obligaría a emigrar.

Con sus gentes hemos compartido historias y recuerdos de otra época, y hemos comprobado el amor que sienten por sus raíces, aunque gran parte del año muchos se vean obligados a residir fuera de la tierra que les vio nacer.

Peña "El Rancho" de Torrijo del Campo. Foto: C. García

Las gentes de estos pueblos y los que residen fuera trabajan conjuntamente desde asociaciones culturales para que la vida de los pueblos continúe hacia un futuro más prometedor. Se mejoran los servicios, las comunicaciones, se potencia el turismo, se recuperan las casas y se organizan actos culturales para intensificar los sentimientos que les unen.

La profunda convivencia de esta breve época del año refuerza el apego que siempre mantendrá vivos a todos los pueblos.
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sábado, 22 de agosto de 2009

Las carreras pedestres en el Bajo Martín (1)

Cuadro de Juan José Gárate titulado Carrera pedestre, 1918

Artículo publicado en la revista Rujiar IX, Miscelánea del Centro de Estudios Bajo Martín, Centro de Estudios del Bajo Martín, Año 2008. págs. 210-228 ~ 2008 ~ISSN: 1696-0882
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Celedonio García Rodríguez y José Antonio Adell Castán

Las carreras pedestres han sido, durante siglos, las actividades deportivas más populares en el Bajo Aragón Histórico y, por tanto, también en la actual comarca del Bajo Martín.

Entre los años cuarenta y cincuenta de siglo XX, pocos años después de la constitución de la Federación Aragonesa de Atletismo, creada en 1923, surgieron destacados corredores a nivel regional y también en el ámbito nacional. Los corredores del Bajo Aragón tenían el nivel suficiente para haber obtenido uno de los tres primeros puestos de honor en la clasificación por equipos del campeonato nacional de cross.

Los nombres de afamados corredores de esta época, y de años anteriores y posteriores, corrieron de boca en boca. Entre otros, destacaron: Pedro Sierra, de La Puebla de Híjar; Manuel Blasco, de Urrea de Gaén; Luis Royo, de Berge; Francisco Guardia, de Valjunquera; José Fontanillas, de Alcaine; Rafael Bielsa, de Andorra; Basilio Ezquerra, de Vinaceite; José Casorrán Giner, Joaquín Pérez y otros de Albalate del Arzobispo, o Pedro Ferrando, de Alcañiz.

En la actualidad, ciñéndonos al ámbito comarcal del Bajo Martín, sólo se conservan las carreras pedestres de las poblaciones donde surgieron los atletas más destacados: La Puebla de Híjar, Urrea de Gaén y Albalate del Arzobispo. En La Puebla la carrera lleva el nombre de “Pedro Sierra” y en Urrea el de “Manuel Blasco”.
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Julio García Condoy pintó para la Exposición Hispanofrancesa de Bellas Artes de de Zaragoza de 1919 el cuadro Ya llega el vencedor
Aspectos ambientales de las carreras pedestres o “corridas de pollos”

El nombre común que reciben las carreras pedestres por toda la geografía aragonesa es el de “corridas de pollos”. Su nombre proviene de los premios que se entregaban a los primeros. Habitualmente el vencedor recibía tres pollos; el segundo, dos, y el tercero, uno. Al cuarto, en unos lugares, o al último, en otros, le entregaban una cebolla. La hortaliza era un premio humillante, pero también se convirtió en un premio apetecible en los años de posguerra.

En algunas poblaciones del Bajo Martín también se conocían con el nombre de “corridas de peatones”. Siempre desarrollan en un ambiente lúdico-festivo que se encuadra en de las fiestas patronales y de cofradías de los diferentes lugares, con pequeñas variantes que enriquecen las costumbres locales y comarcales.

Antaño, la proximidad de la fiesta despertaba un nerviosismo entre los corredores que se preparaban para la carrera. Los nombres de los afamados corredores locales y forasteros circulaban de boca en boca. Las gentes recordaban con admiración la carrera del año anterior. Se relataban las hazañas de cada contendiente, incluso se tendían apuestas que confirmaban la agilidad y destreza del favorito.

Unas veces la corrida tenía lugar a la salida de misa. Los seis pollos, por lo general, colgaban de las púas del bieldo situado en la puerta de la Iglesia. El vencedor era el primero que tocaba, en la meta, el bieldo u horca empenachada de pollos. Las autoridades, que presidían la corrida, eran las encargadas de conceder los premios y de velar por el buen desarrollo de la prueba.

En otras ocasiones se disputaba después de comer. El público y corredores se dirigían al lugar de la corrida. Los participantes en la corrida se despojaban de sus ropas y tras efectuarse la salida los corredores partían descalzos o con sandalias, en calzoncillos y con camisa o camiseta; muchos corrían con un pañuelo atado a la cabeza o con boina, y sujeta la cintura con vistoso ceñidor.

Era frecuente que algunos corredores de los pueblos vecinos acudieran a la corrida abandonando las tareas del campo recorriendo un largo trecho andando y corriendo, y más tarde en bicicleta.

La salida de los corredores la daba un guardia con su pistola, el alguacil lanzando un cohete (“cuando explote el güete”) o cediendo el honor a un miembro de la presidencia que, con voz entrecortada, decía: a la una, a las dos y a las tres.

Cada carrera era diferente; unas veces la rivalidad comarcal entre pueblos vecinos congregaba a los partidarios de uno y otro corredor, que animaban incondicionalmente hasta el delirio a sus paisanos. En otras ocasiones las gentes de los pueblos más próximos acudían andando por los caminos a presenciar la corrida, a disfrutar de la tenaz lucha entre los afamados corredores, como si una nueva gesta fuera a producirse, que servirá de tema de conversación hasta el siguiente año; año tras año se amontonan los triunfos de los diferentes corredores, las anécdotas y sus victorias eran relataras con entusiasmo.

Los gritos de aliento se entremezclaban con el sonido de los gaiteros o dulzaineros que amenizaban el desarrollo del acto. Con frecuencia el dulzainero o el gaitero y el tamborilero recorrían las calles del pueblo con el portador de pollos antes del inicio de la corrida; posteriormente animaban con impetuoso ahínco y ritmo vivo el paso de los corredores con melodías típicas de corridas de pollos.
Los “Dulzaineros del Bajo Aragón” amenizando la carrera pedestre de Albalate del Arzobispo (2007). Foto: C. García

Gaiteros como el “tío Cataplines” de Montalbán, el “tío García” y José Marcuello de Albalate del Arzobispo, el “tío Chorras” de Ariño, el “tío Salao” de Híjar, o el “tío Santiago”, mantuvieron vivas las melodías típicas de las “corridas de pollos” a lo largo del río Martín.

En tiempos también amenizó las carreras de Albalate el gaitero de La Hoz de la Vieja, antes de que fueran amenizadas por el del pueblo, Antonio “el Gaitero”. Cuando llegaba el gaitero de La Hoz a Albalate le cantaban:
Ya viene el Pelletero
con la gaita aquí,
que toque, que toque
con el de Alcañiz.
Frecuentemente, tras la corrida daba comienzo el baile que se celebraba en honor del vencedor de la carrera. El vencedor de la corrida debía bailar una jota, la “jota de los pollos”, con una de las mozas del pueblo. Las madres se sentían orgullosas de que su hija fuera la elegida para bailar.

Varios pintores costumbristas, como Juan José Gárate, natural de Albalate del Arzobispo, y Julio García Condoy reflejan en sus pinturas estas típicas carreras pedestres. Gárate pintó en 1918 el cuadro titulado Carrera pedestre, ambientado en las corridas de peatones de Albalate del Arzobispo. García Condoy se inspiró en las corridas de pollos del Bajo Aragón para pintar otro cuadro titulado Ya llega el vencedor, que presentaría en la Exposición Hispanofrancesa de Bellas Artes de Zaragoza en 1919.
Vencedores con su premio en la corrida de pollos de Albalate del Arzobispo de 1999. Foto: C. García

Las “corridas de peatones” en Albalate del Arzobispo

En Albalate del Arzobispo, a principios de siglo XX, se hacían corridas en las fiestas en honor a la Virgen de Arcos y también en las fiestas de barrio dedicadas a San Ramón Nonato, las de la Virgen del Tremedal, San Roque, San Miguel y en las del Santo Ángel de la Guarda.
.Antes de dar comienzo, todos, acompañados de la dulzaina y tamboril, se desplazaban al lugar donde se disputaba la corrida de pollos. La carrera de las fiestas de la Virgen de Arcos también se denominaba“corrida de peatones” y, a diferencia de las carreras de los barrios, muy pronto se comenzaron a entregar a los vencedores premios en metálico, mientras que en las carreras organizadas en los barrios permanecieron los premios consistentes en pollos (también con conejos).

En esta villa existía una gran afición a las carreras, motivo por el cual surgieron numerosos corredores; entre los más destacados habría que citar a Manuel Gazulla y Elías Gargallo, de finales del siglo XIX y comienzos del XX; José Pérez, Isidro Pina, Domingo Gracia, Isidro Gómez y Manuel Lucea, en los años veinte; José Casorrán, Rafael Lasmarías y Jesús Félix, en los años treinta; y en los años cuarenta y cincuenta, Joaquín Pérez Anadón, conocido como “Serrano el corredor”, Antonio Pina o Antonio Pastor Gracia, ya a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Pastor también participó en pruebas nacionales en las que destacaba Mariano Haro, vistiendo la camiseta del Frente de Juventudes.

El ambiente de las carreras de los barrios queda reflejado en varias crónicas que extraemos del Heraldo de Aragón. En las fiestas de San Ramón Nonato de 1903, el 2 de septiembre por la tarde, “los cabezudos, danzantes, rondalla, tamboril y dulzaina, se trasladaron acompañados de inmenso gentío a sitio competente para celebrar la corrida de pollos. Santiago del Río llamo la atención al presentarse con su jaca enjaezada y vestido de torero”. Posteriormente, “a las seis tuvo lugar el célebre baile del pollo, premiándose a Mariano Brinquis y a su primo Pascual”.

En las mismas fiestas de 1910, Ricardo del Río escribía: “Se han verificado con extraordinaria concurrencia, solemnes funciones religiosas, corrida de peatones, baile del pollo, bailes públicos de dulzaina y tamboril. En la corrida de peatones ganó la primera el joven de esta localidad Antonio Bernad el Blanqueador y en el baile del pollo fue adjudicado el premio único a Manuel Lucía Mora”.
Salida de la carrera pedestre de Albalate del Arzobispo del 2004. Foto: C. García

En la fiesta del Santo Ángel de la Guarda de 1926 la carrera se celebró el primero de octubre. A las tres de la tarde las dulzainas y tamboril recorrieron las calles de la población, anunciándose la corrida de peatones por medio de bando. Los premios consistieron en tres hermosos conejos para el primer clasificado, dos para el segundo y uno al tercero.

A continuación hubo corrida de entalegados; los tres primeros clasificados recibieron 5, 4 y 3 pesetas, respectivamente. Y después corrida de mujeres con cántaros llenos de agua a la cabeza, con los mismos premios que la de entalegados. Las talegas y los cántaros corrían por cuenta de los corredores.

Pero sin ninguna duda, las carreras más importantes eran las que se celebraban para las fiestas patronales de la Virgen de los Arcos. Corrían por la rambla derecha del río Martín, cubriendo una distancia de unos cuatro kilómetros, descalzos por un terreno cubierto de guijarros y maleza; iban desde el Puente hasta la “Piedra de la valla”, donde ponían la bandera, a la que había que dar la vuelta. Antaño también se corrió en el “Sasillo”. Posteriormente se ha corrido en el campo de fútbol, en la plaza de toros y por las calles.

Los premios que se entregaban a los tres primeros clasificados, a finales del siglo XIX, consistían en: 30, 15 y 10 pesetas, respectivamente. Estos premios, considerables para la época, permanecerías durante la primera década del siglo XX. En 1899 se los adjudicaron: 1º Juan Obón, de Muniesa; 2º José Marín, de Ariño, y 3º Antonio Miravete, de Andorra. Nuevos corredores llegarían a comienzos del nuevo siglo. En 1903 venció Telesforo Marín, de Ariño, seguido de Manuel Gazulla y de Elías Gargallo.

En el año 1911se adjudicó las 30 pesetas Mariano Hernández, de Paniza; segundo llegó Manuel Mercadal, de Blesa, y el tercero Telesforo Marín de Ariño. Según Ricardo del Río, corresponsal del Heraldo de Aragón, los primeros hicieron el recorrido de 4 kilómetros en 10 minutos, con escasa diferencia uno de otro.

Comprobamos que acudían corredores de poblaciones diversas, muestra del arraigo y solera de la prueba. Ricardo del Río, escribía en 1913: “La corrida de peatones de antaño se celebra el día 27 por la tarde, a la que concurren los mejores corredores de la región”.

La crónica de El Noticiero refleja la heroicidad de estos corredores: “Se celebró en la rambla derecha del río Martín. No acierto a comprender como hacen. Descalzos, por encima de un piso lleno de guijarros y malezas, con el afán del luchador en el espacio de siete minutos recorren tres kilómetros de distancia. Vencieron el corredor de Blesa en primer término, en segundo un albalatino, y se llevó el tercer lugar un corredor de Vinaceite.

Tomó en sus manos la bandera el vencedor de Blesa y seguido de la música y de todas las autoridades, hizo su entrada triunfal en las casas de la villa, en donde el ilustre Ayuntamiento tenía preparado un buen refresco para toda la concurrencia”.

Igualmente significativa era la crónica de El Noticiero de 1917. La carrera se celebró después del concurso de jota con la rondalla. “Terminada ésta, todo el pueblo, con la banda de música y las autoridades precedidas de la bandera española, hemos ido por la calle de Rivera al río en donde por su rambla tienen lugar las corridas pedestres. Era pintoresco ver desde las barbacanas del puente y antepechos de la carretera, una muchedumbre de más de 4.000 almas, que presenciaba la corrida (entre la muchedumbre un buen ramillete de jóvenes guapas). Ocho corredores han salido; cuatro kilómetros constituía la carrera y se han disputado el primer premio los dos primeros, quedando vencedor por tres pasos Manuel Mercadal, de Blesa; llegando el segundo Silvestre Blasco, de Urrea, y poco después, Francisco García, de Alcorisa. Los premios han sido 30, 15 y 10 pesetas, respectivamente”.
Carrera pedestre de Albalate del Arzobispo del 2007. Foto: C. García

Al año siguiente los premios se incrementaron a 40, 25 y 15 pesetas, respectivamente. La corrida de peatones se celebró en el escenario habitual del río, a las cinco de la tarde, y Manuel Mercadal, de Blesa, volvió a repetir triunfo, seguido de Julián Fuentes, de Azuara, y del urreano Silvestre Blasco.

Nuevos corredores llegaría en 1919. Los premios, aumentados a 60, 40 y 20 pesetas, respectivamente, los consiguieron: José Pérez, de Lécera, Isidro Pina, y José Pérez Soro, de Albalate.

En 1920, el corresponsal del Heraldo de Aragón, José del Río, comentaba la ausencia de corredores de la comarca: “Llamó la atención que no concurriera al concurso ningún forastero, pues se da el caso que, según me afirman personas ancianas, es la primera vez que un vecino del pueblo se lleva la primera en corrida de tal importancia, por lo que al llegar a la meta, así como al presentarse con la bandera a recibir el premio fue recibido con la mar de aplausos y vivas”.

La Crónica de Aragón de este año también dedicaba un apartado a las “corridas de peatones”, destacando la categoría de esta carrera: “Con una asistencia numerosísima se celebraron las carreras pedestres en el río, lugar ideal para este espectáculo por su excelente posición topográfica. Aquí, donde se disputan todos los años el campeonato regional tantos corredores, en el presente vencieron los de Albalate, pues obtuvieron los tres premios de 60, 40 y 20 pesetas, respectivamente, José Pérez, Manuel Lucea y Domingo Gracia; el primero ha obtenido este año seis primeros premios en otras tantas corridas”.

Las carreras siguieron conservando el mismo interés en años posteriores. En 1922, año en el que se inauguró la instalación eléctrica de la iglesia, participó en el “concurso de corredores”, según se denominaba en El Noticiero, el atleta que dos años más tarde sería el primer olímpico aragonés, Dionisio Carreras, de Codo, pero no obtendría el deseado triunfo en sus primeras participaciones. Venció Pedro Lou, de Blesa, seguido del citado Dionisio Carreras y de Silvestre Blasco, de Urrea de Gaén.

En descargo de Dionisio Carreras, debemos decir que era especialista en pruebas de largas distancias. Al año siguiente, en 1923, obtendría la tercera plaza; obtuvo el triunfo José Blasco, de Azaila, seguido de Pedro Lou, de Blesa.

En 1924, recién finalizada la Olimpiada de París, en la que Dionisio Carreras había obtenido un brillante octavo puesto en el maratón, el corredor de Codo pudo vencer, en reñida pugna con sus más inmediatos perseguidores. En segundo lugar finalizó un joven atleta local, Isidro Gómez, de 19 años.

En 1926 terminó vencedor Basilio Ezquerra, de Vinaceite, seguido de Antonio Ginés, de Andorra, y de Justo Gascón, de Albalate. Al año siguiente Basilio repetiría triunfo, seguido de Pedro Mateo de Gargallo y del local José Casorrán.

La afluencia de forasteros para presenciar la carrera era enorme, como señala el Heraldo de Aragón en la crónica de 1928: “En la corrida pedestre obtuvieron los primeros premios: José Sebastián, de Oliete, seguido de Basilio Ezquerra, de Vinaceite, y de José Casorrán (a) Apañé, de Albalate; este último, a no haber caído en el río hubiese llegado quizá en primer lugar. Mala suerte. La tarde fue espléndida y el público concurrió con una afluencia enorme de forasteros y del lugar”.
Carrera pedestre de Albalate del Arzobispo del 2007. Foto: C. García

En 1930 la animación fue enorme, especialmente por el triunfo de dos locales ocupando las dos primeras posiciones, José Casorrán y Rafael Lasmarías, respectivamente. En tercer lugar finalizó José Sebastián, de Oliete.

En 1932 venció Rafael Lasmarías, de Albalate, seguido de Manuel Blesa, de Blesa y de Pedro Sevil, de Samper de Calanda.

En 1934 participaron muchos corredores. El triunfo se lo adjudicó Antonio Ezquerra, de Vinaceite, seguido de dos albalatinos, Rafael Lasmarías y Jesús Félix.

Los premios de 1919 se mantuvieron hasta después de la Guerra Civil. En los años cuarenta esta prueba perdió su tradicional denominación de “corrida de peatones” y pasó a denominarse genéricamente carrera pedestre, aunque algunos años, como en 1948, se anunciaba como “gran carrera pedestre” por la cuantía de los premios, que alcanzaban la cantidad de 3.000 pesetas.

Manuel Blasco, destacado atleta de Urrea de Gaén, venció en 1950, todavía en la rambla del río; en 1953 y en 1956, este último año en la plaza de toros y con rivales como Pedro Sierra, Luis García, Fernando Avión, Francisco Guardia y Jesús Gracia.

Por Albalate desfilaron todos los grandes corredores de esta comarca y otras próximas, como Sierra, Royo, Bielsa, Blasco, Alcaine o Guardia; otros aragoneses como “El Cartujano”, Murillo, Binaburo, Pamplona, Martín..., y de España: Rojo, Baldomá, García, Molins, Haro... Una muestra de la notoriedad de esta carrera se puede comprobar en el programa de fiestas de 1970. Dice: “Día 28, a las cuatro y media de la tarde, en la plaza de toros, tendrá lugar una gran carrera pedestre con la participación de atletas de renombre internacional”. El escenario sería unos años la rambla del río, otros la plaza de toros, pero el ambiente siempre impresionante, tal como corresponde a la tradición local por las carreras.

En la actualidad la prueba se disputa a veinte vueltas en un circuito urbano que trascurre desde la plaza del Convento hasta la plaza Nueva, más conocida como plaza de los joteros. Los vencedores de las últimas décadas han sido: Javier Cortés, Fernando Díaz, Miguel Ángel Antón, Rachid Damoun, Luis Javier Alonso, José Luis Rodríguez, Hicham Lamalem, Javier Ferrando Treviño, Redouan Benarafa y Abelghani Elhassany. Y en mujeres: Carmen Félix, Laura Rosell, Raquel Llamas y Laila Daoud. 

Las carreras pedestres en el Bajo Martín (y 2)

Pedro Sierra, “el corredor de La Puebla”
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Artículo publicado en la revista Rujiar IX, Miscelánea del Centro de Estudios Bajo Martín, Centro de Estudios del Bajo Martín, Año 2008. págs. 210-228 ~ 2008 ~ISSN: 1696-0882

Celedonio García Rodríguez y José Antonio Adell Castán

Pedro Sierra, el corredor de La Puebla

A Pedro Sierra se le puede considerar el “rey de las carreras pedestres en Aragón”. Como otros destacados corredores se inició en las carreras que se celebraban en su pueblo natal, La Puebla de Híjar.

A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX se denominaban “corridas de peatones”, pero los vencedores recibían pollos y, a veces, pollos y metálico como premio. En las fiestas patronales de San Antonio Abad, San Fabián y San Sebastián, además de las carreras pedestres se organizaban otras de mujeres con cántaros llenos de agua en la cabeza y de burros aparejados al revés.

En los años veinte, los premios de la “corrida de peatones” de las fiestas septembrinas de la Natividad de la Virgen consistían en 15, 10 y 5 pesetas para los primeros clasificados. La prueba se disputaba por el siguiente recorrido: Subida del Vación, hasta el paso de la Dula y regreso. Curiosamente, tal como figura en el programa de 1925, se excluía la participación de corredores profesionales. La prohibición debió durar poco tiempo, como veremos en las carreras de los años treinta.

En las fiestas de agosto de 1926 en honor de San Roque y la Virgen de la Cama se encargó de la organización la incipiente “Agrupación Deportiva Celtiberia” y la prueba pasó a denominarse “carrera pedestre”. Los tres primeros clasificados fueron Antonio Salvador, Pascual Ferreros y Jesús Magallón.

La comisión de fiestas volvería a organizar la prueba en años posteriores con el tradicional apelativo de “corrida de peatones”. En 1930, para San roque y la Virgen e la Cama, vencería el local Antonio Salvador, seguido de Fernando Ornaque, de Jatiel, y tercero Antonio Villanueva, también de La Puebla. En septiembre de este mismo año vencería José Casorrán, de Albalate, seguido de los locales José y Andrés Royo. La Voz de Aragón publicaba una crónica de la prueba: “Siempre, no sé por qué, pero es el caso que este deporte llena un importante pasatiempo, y de tal manera se ejecutó que amenizado por la banda fue una de las notas salientes de la feria, y con tal motivo se otorgaron premios a los vencedores”. Los premios se mantenían como en la década anterior y así permanecerían hasta 1933.

El recorrido de la carrera de la feria de septiembre de1931 partía del puente del Vación, dando la vuelta por la plaza de la Estación y regresando por el Camino Negro. El periódico Heraldo de Aragón publicaba la siguiente crónica: “A la hora anunciada presentáronse los corredores Antonio Ezquerra Martín, Mariano Trullén, Luis Orcas, Mariano Sierra, José Procas Morer, Andrés Royo, Elías Navarro y Antonio Salvador, otorgándose los premios a Ezquerra, Trullén y Procas (José), que fueron los tres primeros en hacer el recorrido marcado”.

En la carrera de las mismas fiestas de1933, el recorrido fue más largo, puesto que se dieron tres vueltas al siguiente circuito: salida de la plaza de la estación, carretera de Albalate, camino Negro y carretera de la estación. Los premios también se elevaron a 25, 15 y 10 pesetas. Salieron ocho corredores y sólo cuatro llegaron a la meta; venció Rafael Lasmarías, de Albalate, seguido de Joaquín Pina y Juan Mirasol.
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Salida de la carrera pedestre de Urrea de Gaén de 2007. Foto: C. García
En el año 1934, se vuelve al mismo circuito de hacía 10 años y el ganador sería de nuevo Rafael Lasmarías, seguido de Santiago Galindo, de La Puebla, y Juan Aparicio, de Escatrón. Los tres premios se volvieron a incrementar en cinco pesetas.

En años posteriores siguieron organizando carreras pedestres, hasta la Guerra Civil. Después, la participación en estas carreras de Pedro Sierra supuso un revulsivo importante para recuperar la tradición.

Hemos comenzado esta cronología de carreras locales en 1925, justamente el mismo año que nació Pedro Sierra Gimeno. Era el 18 de noviembre y este niño sería, pasados algunos años, un joven conocido y querido en todo Aragón y también en el mundo del atletismo nacional.

La primera carrera de su vida fue en su pueblo, donde, por supuesto, ganó. En el año 1943 comenzó a correr por algunos pueblos de la comarca. Era aún joven, razón por la cual fue vencido por las grandes figuras del momento, pero ya se veían en él buenas maneras y una gran resistencia. En Calanda le ganó Gregorio Rojo, sacándole varias vueltas, pero sería la última vez que esto ocurriría. En 1944 ya ganó la “Copa de Navidad” de Zaragoza, competición federada de cross, con sólo 19 años.

Al volver de la mili comenzó a cosechar éxitos en cross, pista y, especialmente, en maratón, proclamándose campeón de España en las tres ocasiones que las disputó. En el primer maratón mejoró el registro nacional de la prueba, que ostentaba otro aragonés, Alejandro Pérez, “el Cartujano”, natural de La Cartuja Baja. En las otras dos ocasiones también mejoró su propio registro, que al mismo tiempo era el récord nacional. Participó con buenos puestos en el Cross de las Naciones y durante varios años fue internacional fijo en la selección española.
Abdelhak Sabhi y Raquel Llamas, vencedores de la carrera pedestre de La Puebla de Híjar en 2007, bailando la “jota de los pollos” al son de la música de los gaiteros. Foto: C. García

Un año organizó en su pueblo una gran prueba, a la que trajo a los mejores atletas nacionales del momento: Baldomá, Coll, Yebra, Losada, el asturiano Polo, que era campeón de España de 10.000 y Güengos, campeón nacional en 1.500. El público acudió en masa a presenciar la prueba. Hacía mucho calor y se dieron numerosas primas. José Fontanillas, de Alcaine, sacó una vuelta y Sierra fue a por él. Al final Sierra ganó, quedando segundo el de Alcaine. Miranda fue doblado 7 veces.

Pedro Sierra no fue bien tratado por la Federación, sufrió sanciones por participar en las carreras pedestres de los pueblos, acusado de profesionalismo. En su pueblo no se le ha reconocido como merecía hasta los últimos años de su vida, que se le dedicó el pabellón polideportivo y se puso su nombre a la tradicional carrera pedestre. En 1988 sus antiguos rivales y compañeros (Buenaventura Baldomá, Alberto Murillo y Tomás Ostáriz, entre otros) acudieron a una carrera-homenaje que se organizó en La Puebla. El 12 de septiembre de 2006, a la edad de 80 años, Pedro Sierra falleció.

Después de la retirada de Pedro Sierra de la práctica deportiva, la carrera pedestre de La Puebla se siguió celebrando. En los años setenta participaron atletas de renombre como Molins, Pro, Ferrando, Núñez, Adell...

Actualmente se denomina “Memorial Pedro Sierra”. Los vencedores de las ediciones que se han celebrado en las últimas décadas han sido: Fernando Díaz, Amado Hernández, Jesús Tello, Redouan Benarafa, Mustapha Elkouya-Ali, Abdelhaek Sabhi y Óscar Calero. en categoría femenina destacan Carmen Félix, Laura Rosell, Raquel Llamas y Pilar Román.

No queremos dejar de mencionar al alcañizano Ismael Zaforas, cura de La Puebla, que también participó en muchas carreras; además animó a un grupo de jóvenes para que acudieran a las carreras de la zona.

Homenaje a Manuel Blasco en Urrea de Gaén (2006). Foto: C. García
Manuel Blasco y las carreras de Urrea de Gaén

En Urrea de Gaén también ha existido siempre una gran afición a las carreras pedestres, motivo que justifica la existencia de destacados corredores, como Silvestre Blasco (probablemente fuera quien se conociera como el “tío Royo”) o Manuel Blasco.

Las carreras, aquí denominadas “corridas de pollos” se celebraban en el siglo XIX junto con los dances, soldadescas, gitanillas y otros festejos de las fiestas de San Roque. También se organizaban en las fiestas de la Virgen del Rosario.

Antaño se disputaban en la carretera, en dirección a Híjar, desde “el Cabezo” situado a la salida del pueblo, hasta la Cruz. Los premios eran pollos y algunas pesetas. Venían corredores de diferentes lugares: Blesa, Albalate…

En las carreras participaban corredores que acudían desde Blesa o Albalate. Eran amenizadas por los gaiteros. Habría que recordar a “El Salao”, de Urrea, o al gaitero de La Hoz de la Vieja.

A principios de siglo XX la distancia era de unos dos kilómetros. En el año 1911 el vencedor de la carrera de San Roque fue Victorián López, que se llevó el premio de 10 pesetas. El segundo, Antonio Blanqueador, y el tercero, Julián Pitarque se obtuvieron 6 y 4 pesetas, respectivamente.
Varios años después, en 1917, los premios se incrementaron a 15, 10 y 5 pesetas. A finales de esta década comenzó a destacar en todas las carreras de la comarca el corredor local Silvestre Blasco. En 1919 venció en su pueblo, por delante de Felipe Agorreta y de Mariano Gil.

En las fiestas de la Virgen del Rosario de 1928 vencieron Antonio Sariñena, Pascual Andrés y Eusebio Pérez.

En la carrera de San Roque de 1929 se impuso José Casorrán, de Albalate, por delante de Francisco Ornaque y de Liborio Alcaine. Al año los premios se incrementaron a 50, 30 y 20 pesetas para los tres primeros clasificados. La prueba se celebraba el día 15 a las cinco de la tarde, con un recorrido aproximado de 3 kilómetros. José Casorrán repitió triunfo, seguido de Miguel Salas, de Zaragoza, y Rafael Lasmarías, de Albalate.

Al año siguiente, en 1931, se produjeron unos incidentes con repercusiones en el ámbito local. F. Martín Pamplona, cronista de la localidad para Heraldo de Aragón, narraba lo sucedido: “Estando celebrándose durante las fiestas la carrera pedestre en la que ‘la autoridad prohíbe al público interrumpir a los corredores, bajo la multa correspondiente’, un joven forastero faltó a este mandato de la autoridad. Este hecho merece nuestras censuras y por lo tanto, creemos que se debió aplicar la multa que merecía; pero es el caso que las autoridades, con muy poco tacto, cogieron al individuo en cuestión y, allí mismo, lo entregaron a la Guardia Civil, quien lo detuvo. Como movidos por un resorte, toda la juventud urreana protestó enérgicamente por esta actitud, y en vista del cariz que tomaba el asunto, la Benemérita, con un acierto que le aplaudimos, libertó al susodicho muchacho. Un tanto excitados los ánimos bajó todo el público a la plaza y exteriorizó sus protestas al Ayuntamiento porque en el quiosco de la música habían puesto unos tapices que no eran precisamente los de los colores nacionales. Creemos sinceramente y lo hacemos observar, que en ello no hubo la menor intención política, pero el pueblo se entregó otra vez a sus diversiones.

Afortunadamente no ocurrió ningún accidente ni consecuencia grave, pues exceptuando la imposición de algunas multas y la dimisión del Ayuntamiento, por lo demás como si nada hubiese sucedido. Cuando escribimos estas líneas no sabemos si el gobernador habrá aceptado esta dimisión”.
Salida de la carrera pedestre de Urrea de Gaén de 2007. Foto: C. García

Los premios se volvería a rebajar en años posteriores a 30, 20 y 10 pesetas, motivo por el que F. Martín Pamplona escribía lo siguiente en el Heraldo de Aragón: “Otro asunto que tiene decisiva importancia es el de los festejos reservados para la última tarde de fiestas, y que, indiscutiblemente, son los más populares; me refiero a las carreras pedestres. ¿Por qué no señalar premios más importantes para que el número y calidad de corredores fuese de más valía? Y también, ¿cómo no se resucitan aquellas célebres carreras de entalegados? ¿Y la de asnos? Y puestos a hacer indicaciones, muy humildes por ser nuestras, nos atrevemos a decir que no estaría de más una carrera ciclista sólo para urreanos”. Después de la carrera para los adultos se celebró otra para niños de 12 a 14 años, con premios de 5, 3 y 2 pesetas.

Tras la guerra civil la afición al pedestrismo en la población iría en aumento. En 1947 los premios se incrementaron de 300, 200, 100 y 50 pesetas, además de varias primas. En estos años y en la década de los cincuenta se vieron emocionantes duelos entre Pedro Sierra, de La Puebla de Híjar, y el leridano Luis García. Coincidiría con la aparición de Manuel Blasco, que vencería en 1955 o 1956. También corrían en estos años Fernando Avión, Enrique Pamplona, Tomás Ostáriz, Mariano Martín y Ángel Lana, entre otros.

Manuel Blasco Laborda nació el 7 de diciembre de 1933. Como otros muchos jóvenes aragoneses se aficionó al atletismo participando en las tradicionales carreras pedestres que celebraban los pueblos de la comarca en las fiestas patronales.

Su llegada al atletismo federado, lo que en el argot popular se consideraba un salto cualitativo al “profesionalismo”, llegó después de que a los 18 años, en una carrera organizada en Belchite, dejara atrás a corredores de la categoría de Tomás Ostáriz y Mariano Martín, destacados atletas del Arenas, y a otros no menos conocidos como Francisco Binaburo y Jacinto De Castro, del Zaragoza C.D.

La práctica del atletismo en aquella época era verdaderamente sacrificada. Manuel Blasco se levantaba a las cinco para soltar el ganado y cuidarlo durante toda la mañana. Después de comer y tras una pequeña siesta, echaba mano a la azada para preparar los cultivos de la huerta o recabar el panizo hasta las nueve de la noche.

Sus entrenamientos los realizaba a partir de las diez de la noche en el campo de fútbol, compensando la fatiga con su entusiasmo y afición. Sin embargo, con tanto trabajo difícilmente podía alcanzar el nivel atlético del corredor pedestre que más admiraba en su época, Antonio Amorós.

Manuel Blasco era un extraordinario corredor, aunque de final lento. Su táctica consistía en adelantarse a su rival y llegar distanciado; si llegaba al sprint el triunfo era para el otro.
En la primera prueba oficial de Atletismo en la que Blasco participó, el “Cross de Neófitos”, celebrado el 8 de noviembre de 1953, ya venció luciendo la camiseta del Zaragoza.

En la siguiente prueba, el “Cross de Otoño”, disputada conjuntamente con corredores de primera categoría, volvió a “plantar cara” a sus adversarios, aunque en esta ocasión se clasificó en segundo lugar, por detrás de Enrique Pamplona y por delante de José Romero, entre otros.

En el “I Trofeo Eduardo Baeza”, organizado por la Federación en homenaje al que fuera presidente durante casi una década (1939-1947) y en aquel momento presidente de la Federación de Fútbol, venció José Romero y Blasco acabó segundo, por delante de Enrique Pamplona, de Mariano Martín y de José Luis Pamplona.

Pero en la “XIII Copa de San Valero”, carrera organizada por el Arenas S.D., Blasco ya no dejó opciones a los anfitriones, venciendo a Martín, Royo, Romeo, Lana y Peralta.

Al finalizar la primera temporada en la que Manuel Blasco corría como atleta federado se proclamó campeón de Aragón de Cross, triunfo que volvería a conquistar en 1957.

La temporada de 1954 Blasco la inició con nuevos triunfos, vistiendo la camiseta del Arenas. En 1956 ocupó el decimosexto lugar en el XXXVIII Campeonato de España de Campo a través, celebrado en Lasarte. También brilló en otras muchas pruebas. En 1957 venció en la “Copa de Reyes”, en la “Copa de San Valero”, acabó sexto (cuarto español) en el “Cross Internacional de Guecho”, se proclamó campeón de Aragón de Cross y décimo en el Nacional de Santander.

Con Pedro Sierra recorrieron las fiestas de innumerables pueblos e, incluso, entrenaron juntos al estar tan cercanas las poblaciones en las que residían. Ambos llegaron a correr en Lanaja contra un tractor.

En la década de los setenta participaron nuevos corredores en las carreras de Urrea, como Pro, Ferrando, Molins, Jimeno, Adell... Ya no se corría en la carretera, sino en una explanada, que luego se convertiría en el actual campo de fútbol. El público, los músicos, las reinas de las fiestas y los cohetes para anunciar las primas serían algunos de los muchos ingredientes de la tradicional celebración.

En la década de los años setenta llegaron nuevos corredores, como los catalanes José Pro, José Molins, Gómez (andaluz residente en Sabadell) o los aragoneses Andrés Jimeno (Zaragoza), Pedro Ferrando (Alcañiz), Miguel Ángel Panivino (Mediana de Aragón), José Antonio Adell (Binéfar)… Ya no se corría en la carretera, sino en una explanada que luego se convertiría en el actual campo de fútbol. El público, los músicos, las reinas y los cohetes para anunciar las primas son algunos de los muchos ingredientes de la tradicional celebración.


Carrera pedestre de Urrea de Gaén del 2007. Foto: C. García
Las corridas de pollos de Híjar y otros pueblos de la comarca
En Híjar se organizaban las corridas de pollos en las fiestas de la Virgen de Arcos, del Carmen y de San Vicente Paúl.

En 1924 vencería el olímpico Dionisio Carreras, de Codo, seguido de Senén Alcaine, de Vinaceite y de Florentín Pitarque, de Urrea de Gaén.

En estos años, las corridas de peatones, entalegados, saltos de pellejos y diferentes cucañas se organizan en el Arrabal del Puente. En los años treinta el Arrabal del Puente seguiría siendo el escenario de las carreras pedestres para hombres, mujeres, de burros, de bicicletas en velocidad y lentitud, entre otros festejos, que eran amenizados por la banda municipal.

Tras la Guerra Civil, las carreras se trasladaron al campo de fútbol y los premios alcanzaron la cuantía de 600, 300, 200 y 100 pesetas para los cuatro primeros clasificados (año 1948). En esta época participaron en las carreras de Híjar los mejores corredores españoles. En 1950 se anunciaba en los carteles la asistencia de Baldomá, Yebra, Miranda y Sierra, entre otros.

En Azaila se celebraban para Santa Ana. En 1909 resulto vencedor de la “corrida de pollos” Ramón Pina. Otros destacados corredores locales fueron José Blasco, Juan Bielsa Carreras y Enrique Terán. Acudían corredores de Blesa, Lécera (José Montañés Canfranc), de Zaragoza (Jerónimo Monje, Alfredo Martínez, Vicente Salas, etc.).

En la crónica de las fiestas de 1918, publicada en el Heraldo de Aragón se decía: “Hubo carrera pedestre, que fue presenciada por numeroso público, interesado en conocer su resultado por tomar parte en ella un afamado corredor de Blesa, que no convenció, pues si bien llegó primero a la meta, le siguió a muy corta distancia José Blasco, de este pueblo, que ganó el segundo premio. A continuación se celebró la de entalegado, espectáculo alegre y divertido, que viene a ser el ‘clou’ de la fiesta”.

En 1928 obtuvieron los premios los siguientes corredores: 1º Francisco Lahoz, 2º Antonio Artal y 3º Enrique Tesán.

Tras la guerra civil, la prueba ganaría en interés y destacados corredores aragoneses y catalanes acudirían a la misma. Tanta era la afición que había en la localidad que muchas personas de Azaila se trasladaban a Andorra, Albalate u otra población a presenciar las pruebas pedestres.

En Samper de Calanda se corría para Santa Quiteria, en mayo, y también, en las fiestas de agosto en honor a Santo Domingo de Guzmán. En el año 1926, en la prueba estival, venció Francisco Ornaque, seguido de Francisco Solsona y de Manuel Espallargas; el circuito iba desde la plaza de España hasta el camino de Zafranar, dando normalmente dos vueltas. Los premios consistían en tres, dos y un pollo para los tres primeros clasificados.

En Vinaceite se organizaban en las fiestas de la Natividades de la Virgen. En 1913 venció Santiago Ezquerra, llegando por delante de Antonio Martín y Florencio Calvo. Santiago sería el ganador en otras pruebas y ya en el final de la década de los años veinte otro Ezquerra, Basilio, ganaría todas las carreras que se disputaban en la comarca.

jueves, 6 de agosto de 2009

Homenaje a Luis Royo Aranda, el corredor de Berge

Luis Royo, "el corredor de Berge" falleció el pasado día 4 de agosto de 2009
Descansa, para siempre, en su localidad natal
El atletismo aragonés siempre le recordará


Luis Royo se proclamaba campeón de Aragón de Cross el 25 de febrero de 1945, como podemos leer en el recorte del Heraldo de Aragón, y este mismo año se clasificaba cuarto en el Campeonato de España de Cross

Celedonio García Rodríguez y José Antonio Adell Castán (1994)

Como en todos los pueblos de la comarca, y en general en todo Aragón, durante las fiestas patronales de Berge, en honor de Nuestra Señora de la Peña, se disputaban las tradicionales corridas pedestres o «corridas de pollos», así denominadas por los premios que se entregaban a los vencedores. También, como en casi todos los pueblos, surgieron corredores locales que se disputaban los premios con otros llegados de pueblos próximos e incluso de lejos; al mismo tiempo que los corredores de Berge salían a otros lugares.
En Berge nacieron varios corredores destacados como Julio Alquézar o Francisco Esteban, apodado el Cucala, y sin duda otros muchos en diferentes épocas, pero, entre todos, uno se ha distinguido sobre los demás, Luis Royo Aranda, por ser uno de los mejores corredores de España.
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Pedro Sierra, de La Puebla de Híjar; Luis Royo, de Berge; Rodolfo Antón, de Zaragoza, y Rafael Bielsa, de Andorra.

Luis Royo nació el día 9 de junio de 1921 (por tanto ahora tiene 72 años). Comenzó a correr a los 18 años, coincidiendo con aquella triste época de posguerra. Su primera carrera la disputó en el pueblo que le vio nacer, Berge, para la fiesta de Nuestra Señora de la Peña (14 de julio). Se corría en la carretera y se daban pollos o algo de dinero como premio.

Un año acudieron a la carrera los mejores corredores de Aragón (la selección Aragonesa), que por entonces eran de los mejores de España: los hermanos Alejo y Cipriano Romeo, conocidos como los Zapata, de Villar de los Navarros; Alberto Murillo, de Leciñena; José Fontanillas, de Alcaine, y Pedro Sierra, de La Puebla de Hijar, entre otros destacados participantes. La prueba era de 7 kms y el premio para el primero era de 700 ptas.; ese año Luis Royo tuvo que retirarse, no se encontraba bien.

Este tropiezo en sus comienzos no fue impedimento para que Luis Royo llegara a ser campeón de Aragón en diferentes pruebas de fondo, alcanzando su mayor triunfo en el «XXVII Campeonato de España de Campo a Través» disputado el 19 de marzo de 1945 en Galdácano (Bilbao), sobre una distancia de 11 kms. Luis Royo se clasificó en 4ª posición, a escasos metros de los hermanos Antonio y Fernando Gómez Urtiaga, primero y tercero, respectivamente, pertenecientes a la Federación Castellana, y de Constantino Miranda, de la Federación Catalana, que acabaría segundo. La Federación Aragonesa, en este Campeonato, quedó clasificada en tercer lugar, tras la Catalana y Castellana, con un total de 69 puntos, sumados por los puestos: 4, 8, 10, 22, y 25. Luis Royo fue el cuarto, Bielsa el octavo y Romeo el décimo.

A Luis Royo se le premió con la copa del Ayuntamiento de Bilbao. El Heraldo de Aragón comentaba así el éxito aragonés: "Los aragoneses más hechos a la llanura y al ardiente sol, tuvieron un día muy a su agrado para triunfar en Vizcaya. Pues no existieron grandes «tachuelas» y sí calentó «Lorenzo». Y ellos se aprovecharon de largo. Cosa bien hecha".

Anteriormente, en Campeonatos de España de Campo a Través, sólamente habían alcanzado puestos similares los corredores aragoneses Dionisio Carreras, de Codo (cuarto en 1926, noveno en la Maratón de la Olimpiada de París de 1924 y primer Campeón de España de Marathon en 1927, entre otros muchos triunfos de su palmarés); Angel Mur, de Selgua (tercero en 1935, corriendo con la Federación Catalana), y Rodolfo Antón (segundo en 1941). A partir de 1948, Pedro Sierra, corriendo unos años con la Federación Aragonesa y otros con la Catalana, alcanzaría varios años puestos de honor, y Alberto Murillo igualaría a Luis Royo en 1948, con un 4º puesto.

No participó en muchas carreras federadas, que en aquella época se disputaban casi todas en Zaragoza. Tampoco eran todo triunfos, además Zaragoza parecía que no se le daba muy bien. En 1945, un mes antes del Campeonato de España, en el que realizara tan brillante papel, Luis Royo se colocaba en 4º lugar en el «VI Circuito de las Arboledas», organizado por el C. N. Helios.

Llegaron antes que él a meta los prestigiosos corredores Rodolfo Antón, Alejandro Pérez y Rafael Bielsa. Royo corría por el C. N. Helios y tras él aún quedarían otros afamados corredores: Tomás García, Cipriano Romeo, Joaquín Benedí, Alberto Murillo, Alejo Romeo, Juan Sender, Tomás Ostáriz, Isidro Guarinos, Enrique Lope, Manuel Oto, etc. Por Clubes venció el C. N. Helios. Antón había vencido en todas las carreras disputadas este año (Premio de Otoño, Copa de Navidad, IV Copa de San Valero y el VI Cros de las Arboledas), era el Campeón de Aragón de Cros del año anterior y se presentaba como gran favorito para el Campeonato Regional, que se disputaría el 25 de febrero de 1945.

Esta fecha marcaría el futuro de Luis Royo; en el Campeonato de Aragón venció con rotundidad, sacando doce segundos al siguiente corredor, que fue Benedí, clasificándose a continuación: Antón, C. Romeo, García, Bielsa, Burillo, ?, Binaburo, Sender, A. Romeo, López, Pascual, Guarinos, Ostáriz, Martínez, Monge, etc. El C. N. Helios también vencería por equipos; la prensa señalaba que "Helios con sus figuras tradicionales, los Romeo y García, quería dar la batalla. Contaba con Royo, un muchacho de Berge, que había participado sin preparación en el Circuito de las Arboledas, de quien también se esperaba mucho por sus excepcionales condiciones, pero a quien faltaba, sin duda, esa veteranía decisiva en estas pruebas". Los periódicos publicaban su fotografía anunciando a «Royo, de Helios, nuevo campeón de Aragón de Cros Country»; de él decían que "entró en la meta en primer lugar y sin fatiga".
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Selección Aragonesa de Cross: Binaburo, Romeo, Murillo, García, Sierra, Royo, Antón, Bielsa y Sender
Unos días más tarde se hacía pública la selección de Aragón que participaría en el Campeonato Nacional de Cross, que se disputaría el 19 de marzo en Galdácano (Bilbao); los componentes eran: Luis Royo, Rodolfo Antón, Tomás García, Cipriano Romeo, Pedro Sierra, Benedí y Rafael Bielsa; como suplentes a Binaburo, Romeo, Lope, Pascual y Guarinos. A todos ellos volvería a vencer en el Campeonato de España. Estaba ausente de la selección el famoso y bravo corredor del barrio zaragozano de La Cartuja, Alejandro Pérez, que tampoco participó en el Camponato Regional; se encontraba alejado de las competiciones por sus muchas ocupaciones.
Cuando no vencía, Luis Royo parecía estar abonado al 4º lugar; al menos en dos Campeonatos Regionales de Cross quedaría en cuarta posición, perteneciendo al Real Zaragoza; en uno le vencieron Rodolfo Antón, Enrique Lope y Mariano Martín, y en otro Pedro Sierra, José Fontanillas y Francisco Binaburo.

Pero las pruebas que más le gustaban eran las carreras pedestres de los pueblos; así, en Albalate del Arzobispo, en 1945 venció a Antonio El Negro de Moyuela, que llevaba ganando varios años, y obtuvo como premio 300 ptas, corriendo descalzo junto al río.

En Andorra, en 1949, venció a Rojo, a Andreu, a Sierra, a Bielsa el pelotón de Andorra, y a otros destacados corredores. Rojo y Sierra disputaron muchas primas y a mitad de la prueba se desfondaron, momento que aprovechó Luis Royo para colocarse primero, llegando vencedor con una distancia de unos 50 metros de ventaja; la prueba constaba de 150 vueltas en la era de Res y obtuvo 2.000 ptas de premio. Este sería el último año que participaría en estas pruebas, puesto que resultaba muy duro compaginar los entrenamientos con el trabajo del campo y de la mina.

Luis Royo entrenaba por la noche, para que no le vieran y le trataran de loco, y descalzo porque no se podía permitir el lujo de romper las alpargatas.

Siempre que corría en la comarca iban varios seguidores de Berge para animarle. Era de gran expectación ver a sus convecinos y a los de El pelotón de Andorra, por la algarabía y animación del ambiente.

Corrió en Calanda, Alcorisa, Pina, Belchite, La Cartuja, etc. En esta última población se hizo muy amigo de Alejandro Pérez, el Cartujano, con quien fue a muchas carreras.

Cuando dejó de correr se perdió la prueba que se celebraba el día de la patrona Nuestra Señora de la Peña (14 de julio). No tenía sentido organizarla sin Royo. La mina de El Corredor sigue recordando a nuetro hombre, Luis Royo Aranda.

Para ampliar información:
http://celedoniogarcia.blogia.com/2006/122102-aragoneses-en-el-nacional-de-cross-1944-1949-.php

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miércoles, 5 de agosto de 2009

Charla con proyección sobre juegos y deportes en Aragón

Charla con proyección
Juegos tradicionales y el
nacimiento del deporte moderno
Valdeltormo
Jueves, 6 de agosto de 2009, a las 22,30 horas
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lunes, 3 de agosto de 2009

Las brujas regresan a Ansó

Charla con proyección
Brujas, demonios, encantarias, gigantes y seres mágicos aragoneses
Ansó
Jueves 7 de agosto de 2009, a las 20,30 h.
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