En Grañén honran a San Julián (Foto: C. García)
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Por José Antonio ADELL CASTÁN y Celedonio GARCÍA RODRÍGUEZ
Las doce campanadas señalan el comienzo del nuevo año, al mismo tiempo que embutimos las uvas por el gaznate, corre el “champagne” y llueven las felicitaciones.
Antaño, el frío no impedía que se celebraran las ferias de Año Nuevo en Calasanz y las de Reyes en Peralta de la Sal, también conocida como "la fira dels tosinos", por ser estos los animales más abundantes. Las de Sariñena se adelantaron en 1897 a primeros de año, hasta entonces el primer día feriado comenzaba el primero de febrero. En los primeros días de mes tenía lugar la feria de Alcampell; en esta población, durante los días feriados funcionaban tres cines, alternando con sesiones de “varietés”. Entre los días 18 y 20 eran las de Angüés. El 19 tenían lugar las de El Grado; de allí los feriantes acudían a Naval (día 20). El último domingo de mes se celebraba otra feria para toda clase de ganados y quincallas en Boltaña, creada en 1899.
El cabo del año
El primer día del año era costumbre en muchos lugares que los niños pasaran por las casas pidiendo el "cabo del año", como relata Pedro Arnal: "¿Dan cabo d'año? Y, según sea el pedigüeño, pasan del arca o de la palluza a los capacicos o a las cestetas alguna barreta de turrón, higos, enfarinaus, bellotas dulces, peras forniadas, cerollas u bel carambelo" (1).
En Esplús los niños cantaban en cada puerta la misma canción:
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Esplús (Foto: C. García)
"Guilletas de cabo d'año,
pan y vino pa todo l'año
y el que no nos quiera dar
buena caguera le dé
hasta el día de la Candelera".
pan y vino pa todo l'año
y el que no nos quiera dar
buena caguera le dé
hasta el día de la Candelera".
Por el Sobrarbe "iban a buscar las lilas": los ahijados pedían a sus padrinos el aguinaldo. En Robres, cuenta Carmelo Pérez, "el día de Año Nuevo todos los zagales y mocetas acudían gozosos y expectantes a casa de la madrina, que les guardaba la colación, consistente en una cesta repleta de golosinas: guirlaches, tocinetes de mazapán, perniles de mazapán, frutos secos, etcétera; era la colación de la madrina" (2).
El día de Año Nuevo celebraban fiestas patronales en Barcamota, El Sas de San Martín, Puimolar y Purroy de la Solana. En los años cuarenta dejó de festejarse en Purroy; era costumbre que los mozos se reunieran en una casa, donde se mataba un cabrito que se guisaba para la cena.
.Binaced aún conserva la fiesta. En Estopiñán también hacían fiesta y al día siguiente, la festividad de San Macario, comenzaban las fiestas patronales de Pozán de Vero: se iba con los mayorales y músicos a casa del alcalde a pedir la fiesta; éste correspondía invitando a vino y postres caseros. En la actualidad el día 2 acuden a la ermita y se reparte torta.
En Huesca, el primero de año, se descubría al Santo Cristo de los Milagros para veneración pública, durante todo el día, en su capilla de la Catedral.
Los Reyes Magos
Cabalgata de los Reyes Magos (Foto: C. García)
La fiesta de los Reyes es una de las más populares del año. Esta tradición mediterránea, de portadores de regalos, se asemeja a otras de influencia francesa, sajona o nórdica. La sabiduría popular ha tejido numerosos dichos y leyendas con los que se embauca la inocencia de los niños. Se decía que si los niños querían obtener un regalo extraordinario, tenían que ir a esperar a los Reyes a las doce de la noche con la faldeta mojada y una caña verde. En Sariñena, cuenta Antonio Beltrán, era muy sencillo llegar a ellos; bastaba con ir en camisa, con la faldereta mojada y una caña verde.
En Huesca los niños iban a esperar a los Reyes con la clásica "caña verde" a la plazoleta del puente de San Miguel, ya que la carretera de Santa Lucía era la ruta tradicional que traían los augustos y prodigiosos señores.
Cabezudos de Lanaja (Foto: C. García).En Lanaja se gastaba la misma broma a los niños; se iba a esperar a los Reyes a Santa Bárbara, con camisa mojada y una caña verde, para que, según se decía, los Reyes repartieran mejor los regalos. Los niños recibían muñecos de cartón, dinero, higos secos, mandarinas, trozos de turrón, etcétera (3).
La víspera de Reyes se también se desataban nuevas ilusiones entre los jóvenes; en muchos pueblos jugaban a sacar "damas y caballeros". En un puchero se introducían papeletas con los nombres de las mozas y de las viudas del pueblo y en otro los de los mozos viudos y tiones. Se sacaban papeletas y si faltaban chicos o chicas se emparejaban con animales. En Pozán de Vero, al día siguiente, tras la misa, el mozo debía pagar a su pareja un pedazo de turrón comprado al turronero de Pertusa e invitar a bailar a la moza. En Bespén la chica tenía que bailar con el chico e invitarle a merendar. En Robres y en Biscarrués el juego se denominaba "damas y galanes"; en Biscarrués también se les asignaba oficios.
Sariñena (Foto: C. García).
El día de la Epifanía del Señor celebraban las fiestas en Cortillas, Fanlo, Lanave, Bono, Juseu y Loscertales. Se sigue venerando este día en las fiestas pequeñas de Panillo y de Grañén; en esta villa junto con San Julián Hospitalario. En los años veinte, los festejos profanos de Grañén se reducían a bailes en los salones de Cajal y Luzán, amenizados, entre otras, por la orquestina de Azanuy.
En Grañén, el día de San Julián se honraba al Santo en la ermita, con la tradicional "misa de mozos", y a continuación cantaban al cura coplas alusivas. Actualmente se preparan chocolatadas y hacen baile.
San Julián era, igualmente, patrón del despoblado Escartín y aún se le venera en Jarlata, Somanés, San Julián de Banzo y San Julián de Basa.
El mismo día, pero en honor a San Quílez, se celebran las fiestas pequeñas de Binéfar. Antaño los mozos acarreaban cargas de leña en carros hasta la plaza de la iglesia, premiándose la mejor dispuesta. Después hacían una gran hoguera. En el baile se subastaba una "toya" y el que pujaba más alto tenía derecho a elegir una moza para "bailar la toya".
El día 8 guardaban fiesta en La Masadera festejando a San Lorenzo. En Torres de Barbués las fiestas pequeñas se celebraban en honor de la Santísima Trinidad, el domingo siguiente a Reyes, hasta que se perdió.
Abizanda (Foto: C. García)
San Victorián (día 12) paso parte de su vida por tierras del Sobrarbe. En Abizanda aún continúan con la singular tradición de la predicción de las cosechas según el color de los langostos que aparecen sobre una sábana.
San Victorián es el patrón de la capital del Sobrarbe, Aínsa, pero en la actualidad esta fiesta se ha convertido en la de los jóvenes. Ahora la fiesta de invierno de la villa es la de San Sebastián, "fiesta de los casados", que ha acabado sustituyendo a la de San Victorián.
Cayetano Enríquez de Salamanca dice que en esta jornada uno de los mozos "jinete sobre un macho, y ataviado con amplia capa y ancho sombrero, enarbola gran espadón, en el que los comprensivos vecinos ensartan longanizas y otros productos susceptibles de pegarse al riñón, a la vez que rellenan las albardas que porta la sufrida caballería con los frutos y frutas que producen las huertas ainsetanas" (4).
De los santos barbudos a san Valero
A partir de mediados de mes, y en pocos días, se celebran las fiestas de los santos "capotudos", San Pablo Ermitaño (día 15), San Antón (día 17), San Sebastián (día 20) y San Vicente (día 22), Santos que estuvieron en contacto con la vida salvaje y todos ellos con barba. Se decía que con sus largas barbas se protegían del frío y que traían el frío en sus largas barbas.
En la montaña, en estos días de mediados de enero, si no ha habido olivada grande ni ha nevado mucho, cuenta Arnal Cabero (5), en las casas "fuertes", el día en que se terminaba la recolección de la aceituna se hacía la fiesta de la "rematadura". En el festejo no podía faltar el fuego, el cordero, el cardo, las coplas de picadillo, el poncho con nuez y los invitados a la cena.
San Vicente, mártir oscense.
.A San Vicente (día 22), mártir oscense y copatrono de la capital, se le festeja en Albelda, Beleder, Capella, Esplús, La Almunia del Romeral y Larués. Ya se perdieron las fiestas de Araguás y en los despoblados de Cillas. El Pamporciello, Finestras, Griebal, Las Almunias, Obago y Pano. También fue el antiguo patrono de Siétamo, a cuya advocación está dedicada su iglesia parroquial. El Huesca la víspera se enciende la tradicional hoguera y se programas diversos actos culturales y deportivos. En Albelda la peña “El Magre” organiza estos días la denominada “Festa del Tosino”; se matan media docena de tocinos para invitar a una comida a los del pueblo y forasteros. En Capella acuden a la ermita donde, tras la misa, se reparte torta. También hubo otra romería similar en El Grado.
El día 24, festividad de San Babil se celebran las fiestas pequeñas de Loscorrales; ya desaparecieron en Bergua y en Piedramorrera. También son las fiestas pequeñas de Santa Engracia y, junto con las gentes de Javierregay y de Jasa, acuden a la ermita del Santo.
San Pablo (día 25) es patrón de Ayerbe y Boltaña. Igualmente se veneraba en Castillo de Plá, El Pueyo de Morcat y Los Molinos.
Ayerbe (Foto: C. García)
En Ayerbe celebran las fiestas pequeñas y acuden a la ermita del Santo; antaño, algunos concurrían a rendir homenaje al apóstol abogado de las convulsiones nerviosas o alferecías cabalgando en competencia sobre monturas bien enjaezadas y llevando en la grupa a su pareja, a pesar de las inclemencias del tiempo en esta época del año. Allí se rifaban los típicos "gallos del Santo" y consumían los almuerzos con los que los romeros iban provistos. Por la noche se celebraban bailes públicos amenizados por la banda de Santa Cecilia, y de sociedad en el Casino o en los cafés, siendo los primeros de máscaras, preludio de los carnavales.
San Policarpo (día 26) es el patrón de Araguás del Solano y en su honor se celebraban las fiestas mayores; en la actualidad han pasado a ser las fiestas pequeñas, adquiriendo mayor importancia las que se festejan en honor a San Roque.
San Julián (día 28) es la fiesta votiva en Sagarras Altas; les libró de una plaga de langostas.
La fiesta pequeña de Belsierre, perteneciente al municipio de Puértolas, se celebra en honor de la Consagración (día 28). El día 29, festividad de San Valero, lo celebran en Velilla de Cinca, Enate y Estada; en el primer lugar lo acogieron camino de su destierro y en los otros vivió los catorce últimos años de su vida. A su muerte se le enterró en la iglesia del castillo de Estada. En este lugar, en cada casa, solían hacer unas tortas denominadas “roscones de San Valero”, que iban recogiendo los mayordomos insertándolas en una espada. El día 30 se conoce como San Valerte y el 31 era el día de los casados.
.El cuerpo de San Valero se trasladó a la Catedral de San Vicente de Roda, donde también se le festeja. Igualmente le honran en Renanué, Aneto y fue patrón des despoblado Arués.
En Valfarta le veneraban quienes padecían de reumas y otros dolores; actualmente hacen hogueras y sartenada.
En Secantilla hubo una ermita dedicada a este santo con propiedades que pasaron a cuatro familias y éstas se encargan todos los años de elaborar las tortas de San Valero.
CITAS BIBLIOGRÁFICAS
- ARNAL CABERO, P.: Aragón en alto. Zaragoza, p. 136.
- PÉREZ, C. "El cabirón (Tronco de Navidad)", en El Pimendón. Periódico de Robres. Nº 8, Diciembre de 1989, p. 14.
- Datos tomados del trabajo facilitado por Macario Andréu y realizado por la Asociación FAL (Os Fablans l'Aragonés en Lanaja) sobre costumbres de Lanaja, en fabla y en castellano: Goyosa añada mil nueuzientos uitantiun.
- ENRÍQUEZ DE SALAMANCA, C.: Aínsa y el Sobrarbe. Madrid, 1982, p. 43 y ss.
- Opus citat, p. 138
Publicado en “Cuadernos Altoaragoneses”, suplemento del Diario del Altoaragón, Domingo 3 de enero de 1993
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