Carrera pedestre de Grañén, 25 de julio de 1935. Foto Archivo C. García
José Antonio ADELL CASTÁN y
Celedonio GARCÍA RODRÍGUEZ
Las fiestas patronales y otras
celebraciones festivas, han sido el escenario en el que se ha dado a conocer el
deporte moderno, tal como podemos observar en algunos carteles festivos.
Igualmente lo fue, mucho antes, el espacio en el que se desarrolló el deporte
tradicional.
La carrera pedestre es uno de
los deportes más típicos de Aragón cuyo principal marco de exhibición han sido
las fiestas patronales y de cofradía. Su denominación más habitual ha sido la
de “corrida de pollos”, por los premios que se entregaban a los vencedores:
tres pollos al primer clasificado; dos, al segundo, y uno al tercero. Sin
embargo, en la ciudad de Huesca, en la comarca de la Hoya y en otras próximas,
las carreras pedestres también recibieron otras denominaciones en épocas
concretas: “Corrida de la manzana”, “del arra”, “de la torta” o “del roncón”.
Frecuentemente esta prueba
tomaba el nombre de varias carreras que se incluían en la genérica denominación
de “corridas al estilo del país”: “corridas pedestres”, de diferentes edades, “de
sacos o entalegados”, “de burros”, etc.
Anuncio de las Ferias y Fiestas de Huesca, 1935
La referencia más antigua que
hemos encontrado con la denominación de “corrida de pollos” data de 1609, y se
celebró muy cerca de la capital, en Bolea, con motivo de la traslación
de las reliquias del prelado oscense San Orencio, desde Aux (Francia) hasta
Huesca. Por todos los lugares de paso se organizaban festejos; en Bolea se
celebró una gran misa y después hubo “corridas de pollos” y otros actos.
Esta crónica que
recogía Cosme Blasco, en un artículo titulado “Narración de las fiestas que
Huesca hizo en la traslación de las reliquias del oscense prelado San Orencio”,
nos hace pensar que en el siglo XVI ya se celebraban “corridas de pollos” en
Aragón. Otras reseñas posteriores, hasta la actualidad, muestran las
peculiaridades de estas carreras en diferentes puntos de Aragón.
En el Libro de Visita de Luesia
de 1804 leemos una prohibición muy interesante con alusiones a la indumentaria
por no ser del agrado de la autoridad eclesiástica:
“Se prohíben bajo pena de Excomunión Mayor -ipso facto incurrenda- las
diversiones públicas que se hacen en los días de la Natividad de Ntra. Sra. y
en la festividad del Pilar y consisten en que los hombres corren casi desnudos
para ganar un premio estipulado (que suelen ser un pollo) lo cual se hace a
presencia de los alcaldes y ayuntamiento y de todo el pueblo: las expresadas
carreras no quedan prohibidas si se executasen por hombres enteramente vestidos
al uso del país”.
Madoz, en su Diccionario
Geográfico de España, publicado en 1850, cita la “corrida de pollos” entre
los actos que se celebraban durante las fiestas patronales o de cofradías de
los pueblos del partido judicial de Jaca.
El propio Cosme Blasco Val, con el pseudónimo de Crispín Botana, la
escenificó en el cuento titulado Las
fiestas de mi lugar. La corrida de pollos se celebraba el penúltimo día,
con participación de varios mozos del pueblo y de los pueblos inmediatos. El
vencedor era el primero que tocaba el palo donde estaban colgados los
plumíferos animales.
Carrera pedestre al estilo del país de 2009
En algunos lugares el premio de los pollos se fue alternado con el
“arra” o la “manzana”. El "arra" era una torta muy aderezada o buen pastel de
confitura en el que lucían su habilidad los pasteleros. Según la costumbre, el
vencedor regalaba el “arra” a una moza o forastero pudiente que recompensara la fineza. En Chimillas la prueba
se denominaba “corrida del arra” y consistía en una tarta de varios pisos; el
vencedor la compartía con sus amigos. En Tierz, para San Roque, se corría el “arra”
o la “manzana”; igual que en Chimillas, era una tarta de varios pisos que elaboraban
en alguna afamada pastelería de Huesca. En Montmesa el vencedor solía donar el
“arra” a una mairalesa o moza del lugar. La misma denominación tenía en Gurrea
de Gállego y el premio era una magnífica torta. En Alcalá de Gurrea se
disputaba la “corrida de pollos” o “corrida al estilo del país” y se premiaba
con pollos, una torta y un ramillete, que se ofrecía a una moza del lugar.
La “manzana” Era un premio honorífico que se entregaba al
vencedor. Se elegía
la manzana más encarnada que se encontraba y la llevaban colgada en la punta de
una espada adornada con peladillas, caramelos, y con un ramo de albahaca en el
remate. Estas carreras las hemos encontrado en Quicena, Alerre, Loporzano, Sesa,
Bolea, Grañén, Almudévar, Plasencia, Casbas, Tamarite... En Sangarrén se
premiaba con pollos y con la manzana. En Loarre el premio era una manzana, adornada con un ramillete de albahaca, que
se llevaba clavada en un palo. En el Barrio Nuevo de Huesca, para la Virgen del
Pilar, en la “carrera al estilo del país” el vencedor recibía la clásica fruta
y varias pesetas. En las fiestas del Barrio de San Martín de Huesca de 1913, “el
vencedor de la carrera pedestre dedicó la clásica manzana al Sr. Gobernador,
quien después de corresponder espléndidamente a la delicadeza, la regaló, en un
rasgo de simpatía por todos aplaudido, a los niños pobres del asilo de San
José”.
Baile de los pollos de los campeones de la
carrera pedestre del 2008
La “Tarta Laurentis de la corrida”
Las “corridas de pollos” o “carreras al estilo del país”
también se disputaban en las fiestas de San Lorenzo, como uno de los actos
destacados, como leemos en la crónica de las fiestas de 1880: “Huesca ha celebrado con mayor brillantez que
otros años las fiestas de su patrón San Lorenzo; toros, corridas de pollos, de
burros, músicas y fuegos artificiales, con otros más, han sido los festejos
profanos que se han ofrecido”.
En la “carrera de
mozos al estilo del país” de 1906 venció Roque Lafuente, de Callén, obteniendo
la “manzana”, tres pollos y diez pesetas; el segundo, José Ubieto, de Bentué de
Rasal, dos pollos y seis pesetas, y el tercero, José Revuelta, de Robres, un
pollo y cuatro pesetas.
En estos años se consolidaron los premios en metálico
y los diplomas, coincidiendo con la influencia del deporte moderno en el
tradicional. Las incipientes sociedades deportivas comenzaron a hacerse cargo
de la organización de estas pruebas. En 1908, el denominado “concurso pedestre”
adquiría el carácter de “Campeonato Provincial” y en 1013 de “Campeonato
Regional”.
Una interesante crónica de 1913 refleja los cambios
que afectaban el deporte tradicional, incluso con la participación de jóvenes
deportistas de la buena sociedad oscense, destacados en las carreras ciclistas
y partidos de “tennis” o de “football”.
“Las carreras a pie, tan típicas en Huesca y toda su
provincia, a parte de los premios que atraen a muchos corredores y dan
importancia y animación a las carreras, este año tendrán la novedad de que en
ellas tomarán parte distinguidos jóvenes de la buena sociedad oscense,
alternando con los profesionales que
toman parte en casi todas las corridas de los pueblos comarcanos. Esta
circunstancia aumentará la expectación del público..., además, en el caso
presente, el sport llevaría a luchar en la misma pista jóvenes de diferentes
clases y condiciones sociales”.
Los “deportistas de la buena sociedad oscense” no
obtuvieron ningún premio. El vencedor fue Máximo Alamán, de Villamayor, seguido
de Manuel Mercadal, de Blesa, y de José Revuelta, de Robres.
Durante varias décadas se dejó de celebrar la típica
“carrera al estilo del país” de las Fiestas de San Lorenzo, hasta su
recuperación en 1999 por iniciativa del Club Atletismo Huesca. Las gaitas, dulzainas
y tamboriles volvieron a sonar al paso de los corredores y cada año se intenta
incorporar aspectos de la tradición, adaptados a los nuevos tiempos. En la
edición del 2010 el vencedor recibió una tarta bautizada con el nombre de
"Tarta Laurentis de la corrida", elaborada por la pastelería Ortiz, con
el deseo de que también se convierta en un postre típico oscense.
Artículo publicado en el "Especial de San Lorenzo 2011" del Diario del Altoaragón, 10 de agosto de 2011
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