EL CICLO FESTIVO ANUAL
Publicado en “Cuadernos Altoaragoneses” del Diario del Altoaragón, 4 de abril de
1993
Por José Antonio ADELL y Celedonio GARCIA
El
Domingo de Ramos marca el final de los cuarenta días de la Cuaresma y la
entrada en la Semana Santa. La Pascua será la fiesta por excelencia de los
cristianos, más importante que la propia Navidad. El Domingo de Pascua es la
fecha central de este calendario variable, que se inició con los días de
Carnaval y durará hasta el Corpus.
Para
determinar el día del Domingo de Pascua se considera el ciclo lunar, según el
cual debe estar situado entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
El
Domingo de Ramos es esperado con especial ilusión por los niños, que con sus
palmas y palmones acuden a las procesiones y a la iglesia para que sean
bendecidos. Después los pasean por las calles. Los mayores llevan ramos de
olivo, que luego cuelgan en los balcones y detrás de las puertas de las casas
para ahuyentar las tormentas, preservar el hogar de brujas y maleficios;
también se arrojan a los campos sembrados para que actúen como protectores de
las cosechas.
Es día de estreno
de prendas o calzado, tal como nos recuerda un refrán de la zona oriental:
"Lo domenche de rams,
qui no estrene no te mans".
En
Huesca la Procesión de las Palmas, a primera hora de la mañana, iniciaba los
desfiles procesionales de la Semana Santa oscense. El paso de la “burreta” era
acompañado por centenares de niños con sus ramos de olivo o palmas.
En
Sariñena el Domingo de Ramos se celebraba una importante feria de ganado mular,
caballar y asnal; era la segunda de las grandes ferias que tenían lugar en esta
villa.
En el
año 1920 dejó de celebrarse en la capital la denominada “procesión de los
mazos”, del Martes Santo. En el acto religioso se conmemoraba el encuentro de
Jesucristo con María Magdalena. La comitiva salía de San Pedro el Viejo y
llegaba hasta la Catedral, donde un sacerdote predicaba acerca del referido
pasaje. Los chiquillos (conocidos en esta ocasión como “mata-judíos”) acudían
con dos mazos de madera, situándose por delante del cortejo procesional para
“actuar de avanzada de un ejército cuya misión sólo está en matar al diablo”.
Las
procesiones de la Semana Santa oscense, declarada fiesta de interés regional,
están organizadas por la Archicofradía de la Vera Cruz, fundada el 27 de enero
de 1587. El lunes es la Cofradía del Santo Cáliz, del Colegio de Salesianos, la
que recorre las calles. El martes le toca el turno a la Cofradía de Cristo
atado a la columna, del Colegio San Viator, y el miércoles sale el desfile
procesional de la Enclavación, organizado por la Cofradía de Santiago, y el de
la Cofradía de Nuestro padre Jesús Nazareno.
La
Semana Santa ribagorzana se inicia el miércoles con la colorista Procesión de
las Beatas de Graus, conocida como del Farolé, en la que antes solamente
participaban las mujeres.
En
Monzón se inicia con la Tamborrada, acto que reúne cofradías de varios lugares.
El Jueves Santo
En los
pueblos, los actos de este día han quedado reducido a los oficios religiosos.
En las sedes episcopales (Jaca, Huesca y Barbastro) se mantienen los desfiles
procesionales.
En
Biescas sale la procesión del Encuentro, en la que participa la Asociación de
Tambores y Cornetas, al igual que en la del Silencio del viernes.
Antes
sólo se trabajaba hasta las doce del mediodía y era creencia que si la mujer
barría la casa a partir de esa hora las hormigas aparecían durante el resto del
año por el hogar.
En
Huesca después del Miserere se recorrían las estaciones y en los Santos Oficios
los pobres de Huesca y su comarca representaban a los doce apóstoles durante el
lavatorio de los pies; en el año 1921 los doce apóstoles fueron sustituidos por
asilados de las Hermanitas del Amparo. En otros lugares el cura lavaba los pies
a los niños y ya no se podían tocar las campanas hasta Pascua. En Lanaja unos
cuantos niños recorrían el pueblo con matracas y carraclas para anunciar la
misa o algún entierro, al mismo tiempo que cantaban: “A misa mayor, a la
procesión... o a muerto al entierro”.
El
único drama sacro de la provincia es “La Pasión”, puesta en escena por los
Antiguos Alumnos Salesianos, bajo la dirección de Manolo Martínez. Son más de
un centenar los actores en escena. Hay, en la actualidad, tres horas de
representación en veinticuatro actos. Se realizan cinco representaciones. En
Aragón sólo existe otro drama de estas características en Alcorisa, pero en
este caso es al aire libre.
El Viernes Santo
Día de
tristeza por la muerte de nuestro Señor. Antes las mujeres casadas se vestían
de luto. Los oficios religiosos eran imponentes; todos los santos se tapaban
con telas negras y el cura se echaba largo en el suelo de la iglesia.
En
Huesca, después del mediodía las bandas de tambores y cornetas de todas las
cofradías hijuelas de la Archicofradía de la Vera Cruz se reúnen en la plaza de
la Catedral. Después se trasladan a la plaza de Santo Domingo para recibir a
los soldados romanos y procederán a la adoración del Cristo Yacente.
El Viacrucis
Tiene
lugar por la mañana, variando la hora de unos lugares a otros. El recorrido de
las catorce estaciones se realiza en el interior del templo o bien por el
campo; en este último caso, se sale y se termina normalmente en la iglesia
parroquial.
En
Abiego participa activamente toda la población. De la iglesia salen dos grupos
separados. Uno de ellos lleva la bandera y en él va la Virgen. En el otro grupo
van los nazarenos. Cuando salen de la población continúan por un Calvario con
senderos estrechos y tortuosos, donde los portadores de la bandera de paño
negro deben realizar increíbles esfuerzos para llevarla de pie.
En el
momento que se reúnen los dos grupos, la bandera se sitúa precediendo la
procesión, en la que todos los personajes guardan un estricto orden. Van tres
nazarenos descalzos, uno de ellos con la cruz a cuestas. Tras ellos continúan
diversos personajes: “fajetes”, ángeles, hebreas, Magdalenas (pecadora y
arrepentida), Verónica, Samaritana, Virgen, etcétera.
En
Adahuesca el Viacrucis transcurre desde la plaza hasta la ermita de la Virgen
de Treviño. Los niños y jóvenes van ataviados con trajes de romanos, algunas
mujeres van vestidas de “manolas” y el resto de la comitiva porta al
Crucificado. Al acabar se reparten pastas y vino a los asistentes.
En
Fonz se efectúa hasta la ermita de San José, en un paraje de gran belleza. En
Estada se llega hasta una cruz que existe a las afueras.
En
Ilche se realiza desde la iglesia hasta el sepulcro, monumento de piedra
simbólico, situado en un montículo en las afueras de la población.
En el
Alto Gállego tiene especial tradición el de Cartirana, que parte del núcleo
hasta la ermita de Santa Lucía y los vecinos portan un Cristo del siglo XVIII.
En
Boltaña se desarrolla por el camino al castillo, en el que se encuentran
diversas cruces.
En
Graus discurre por los claustros de la Virgen de la Peña.
Al
final del oficio de Tinieblas de esta jornada, en la iglesias se golpeaba todo
lo que pudiera hacer ruido: suelo, sillas, bancos, etcétera, y los niños hacían
repiquetear sus “matracas”. A este ritual se le conocía con el nombre de “ir a
matar judíos”.
La procesión del Santo Entierro
Es uno
de los momentos culminantes de la Semana Santa. Son diversos los puntos del
Alto Aragón donde se celebra, a pesar de que en algunas poblaciones se ha
perdido como consecuencia de la drástica disminución demográfica. Algunas
poblaciones, como Binéfar, la han recuperado con gran fuerza.
En
Huesca una de las atracciones de la procesión eran los romanos. A finales del
pasado siglo y en los primeros años de éste el cabo de los romanos era el
popular Paredes, de tal forma que las cuatro letras del estandarte romano
S.P.Q.R. eran identificadas por los niños como “Señó Paredes Qabo Romanos”.
En la
actualidad la procesión del Santo Entierro de la capital oscense echa a la calle
cerca de tres millares de personas. Con anterioridad, todas las cofradías
desfilan desde sus respectivas sedes a la iglesia de Santo Domingo y San
Martín. En la procesión del Santo Entierro figuran: la caballería romana,
hacheros, gran cruz de cristal, personajes del Antiguo Testamento, coro de
niñas hebreas, apóstoles, ministriles, guardia pretoriana, Cruces de las Siete
Palabras, coro de sibilas, Cruz parroquial y hachones, además de las distintas
cofradías con sus pasos.
En
Barbastro la procesión recorre el Coso y las calles próximas. En Jaca perdura
la guardia romana, creada en el año 1866; salen una docena que recorren las
calles del casco viejo. También en Monzón la procesión recorre el casco antiguo
con media docena de pasos.
En
Roda de Isábena la lectura de la Pasión comienza en la Catedral, continúa en el
claustro y se concluye en la Torre Gorda, que simboliza el Calvario. Desde allí
parte la procesión que recorre las calles de la población.
La
procesión del Viernes Santo de Jaca congrega a varios miles de vecinos y
turistas para presenciar los trece pasos que cuentan con notables ejemplos de
imaginería religiosa. Las Hermandades y Cofradías, se han ido incorporando con
el paso de los años. La más antigua, la de La Piedad y el Descendimiento, se
fundó en 1734 y la más joven, la del Cristo Resucitado, surgió en 1998.
En la
procesión de Alquézar aparece una comitiva en la que destaca el Santo Sepulcro
y diferentes personajes, principalmente los soldados romanos.
En
Castejón de Monegros se representa la Crucifixión, Descendimiento y Procesión
del Santo Entierro, con las figuras de Cristo y la Virgen articuladas. El
Descendimiento de este Cristo articulado constituye un momento de gran
emotividad.
La
vistosa procesión de La Puebla de Castro discurre por las calles del lugar
acompañada de hermosos pasos y con la participación de los romanos, las Siete
Palabras, la Magdalena y otros personajes del Antiguo y Nuevo Testamento.
En la
procesión del Santo Entierro de Albalate de Cinca se canta el Miserere, que
tiene un tonada especial. Se interpreta a dos voces, resultando sobrecogedor en
medio del silencio de la noche. Los siete versículos que se cantan posiblemente
tengan su origen esté en el gregoriano; debieron ser interpretados por los
frailes de Mínimo de San Francisco de Paula, que tuvieron convento en la
población hasta la Desamortización. Al finalizar los santos oficios de esa
jornada se pasa tres veces a los niños pequeños por encima del Santo Sepulcro.
Dos personas mayores, una a cada lado, son las encargadas de cumplir esta
función. La creencia generalizada es que los niños que cumplan con este ritual
no enfermarán de alferecía.
En poblaciones como
Esplús se cantaba a las llagas de Jesús:
“Tu mano derecha en la cruz clavada,
mi mano malvada la taladró.
La llaga de tu costado ensangrentado,
de mis pecados tened compasión”.
En la
procesión de Fonz aparecen diversos personajes bíblicos, aunque desde la Guerra
Civil dejaron de salir los romanos.
A
principios de siglo, la procesión del Santo Entierro de Fraga también era
notable, pero en la que se manifestaba en más alto grado la devoción popular
era en la procesión llamada del “Convite”, a pesar de no ir el clero en ella.
En una crónica de 1906 podemos observar cómo era el desarrollo de la procesión:
“En esta procesión sólo figuran tres imágenes, la Virgen, la Verónica y San
Juan, que marchan llevadas en peanas entre dos filas de hombres, revestidos de
túnica negra de larga cola, cubierta la cabeza con altísimas caperuzas y la
cara con ampuloso antifaz; de trecho en trecho y a toque de corneta hace alto
la procesión (silencio absoluto): en esta situación y tras breves instantes
empieza el hermano pregonero a recitar, o mejor dicho, contar un pregón curioso”.
En
Almudévar la procesión del Santo Entierro recorre diversas calles de la
localidad, pero el acto que más asistentes congrega es la Rompida de la Hora,
que revive desde hace seis años en la plaza de la Iglesia la Sección de
Tambores, Bombos y Trompetas de la Cofradía de la Soledad.
El Sábado Santo
Era el
punto final de los días de ayuno y abstinencia. En esa jornada el párroco,
acompañado de los monaguillos revestidos, bendecía todas las casas. Los niños
portaban cestas y bandejas, donde las dueñas de las Casas depositaban huevos,
golosinas, etcétera. Este acto se denominaba “sacar la cuaresma de las casas”.
En esa tarde, o al día siguiente, los niños acudían al campo a comerse lo
depositado en las cestas. Con los huevos recogidos, sus madres o madrinas les
preparaban suculentas tortas.
Durante
la noche en algunos pueblos continúan plantando el “mayo”; en otros celebran
fiestas de quintos con rondas y otros festejos. La vigilia pascual marca la
entrada en la denominada Pascua Florida.
En
Huesca era forzoso concurrir a la plaza de Santo Domingo, donde, como cada año,
se sufría un desengaño al pensar que se podría comprar un cordero con poco
dinero. Se celebraba la primera de las ferias de los corderos de Pascua. A ella
concurrían infinidad de ganaderos y labradores de los pueblos comarcanos para
vender pequeños rebaños de corderos y comprar maderas y aperos de labranza.
En
Fraga, durante los primeros años del siglo XX, la denominada feria de Pascua se
reducía a unos cuantos puestos de quincalla, juguetes y herramientas, que se
situaban en la plaza de San Pedro.