jueves, 4 de diciembre de 2008

José Antonio Adell se adentra en el mundo de la novela histórica

Noticia publicada en Diario del Altoaragón, jueves 4 de diciembre de 2008

El escritor literano presentó "El último templario de Aragón" en la Casa de la Cultura de Monzón
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Olga Asensio, José Antonio Adell, Elisa Sanjuán y Joaquín Sanz, en la presentación de `El último templario de Aragón` en la Casa de la Cultura de Monzón. (Foto: F.J.P.)

MONZÓN.- José Antonio Adell, escritor literano con numerosos vínculos en el Cinca Medio, presentó ayer en la Casa de la Cultura de Monzón la novela histórica "El último templario de Aragón", texto que supone para el prolífico autor el salto a un campo literario que le era desconocido. Su firma aparece en 25 libros, la mayoría de temática aragonesa (etnografía, costumbres, tradiciones, fiestas, leyendas, historias...), y en 22 de ellos comparte protagonismo con Celedonio García. En la puesta de largo de la obra le acompañaron Elisa Sanjuán, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Monzón, Olga Asensio, profesora de Lengua y Literatura y compañera del Centro de Profesores y Recursos, y Joaquín Sanz, presidente del CEHIMO.

Asensio, Sanjuán y Sanz coincidieron en que la lectura del libro les `enganchó`, y valoraron la fidelidad histórica del guión, el verbo limpio, la prosa amena y la sencillez de la exposición; y Adell se metió al público en el bolsillo (unas ochenta personas, todas amigas del atleta, profesor y mentor) con la primera fase de su intervención: `La novela es un homenaje a Monzón`. Al actual, que le acoge en su profesión, y al que le enamora porque emerge de los viejos anales como encrucijada de gentes, caminos, guerras y disputas. Y con el castillo siempre en primer plano.
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"El último templario de Aragón" se sustenta en los hechos históricos que acontecieron en Monzón y localidades vecinas (Binéfar, Belver, Chalamera...) a comienzos del siglo XIV, y Adell completa el guión con la descripción de lugares literanos y ribereños que bien conoce, el retrato del pueblo llano, el detalle de los ritos de la Orden del Temple (fruto de una minuciosa documentación) y los avatares de una historia de amor. La dedicatoria del autor alerta de lo que le espera al lector: `A la ciudad de Monzón, con mi mayor afecto, en el 700 aniversario (1309-2009) de la rendición de su fortaleza, último bastión templario de la Corona de Aragón`. No es ficción, sino letra notarial: en el albor del XIV cayeron las piedras templarias de Peñíscola, Gardeny, Miravet y otros lugares, y las ribereñas fueron las últimas en desmoronarse. No había otra. Los defensores estaban rotos, extenuados, sólo en pie por orgullo y honor.
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"Desde que decidí escribir la novela han pasado dos años. Era un reto que me apetecía porque me gustan los textos con base histórica y por mi propia licenciatura en este campo, y se sumó el atractivo de la inminente efeméride del séptimo centenario de la caída de los templarios del castillo de Monzón. Me ha costado más que cualquier libro anterior porque el proceso es otro y más laborioso. He tenido que consultar abundante bibliografía y adoptar un lenguaje y estilo más literarios. Estoy satisfecho", indicó.
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Adell utiliza la táctica de la narración en primera persona para explicar las vicisitudes de los monjes guerreros que habitaban la fortaleza ribereña, asediada por las tropas de Jaime II comandadas por Artal de Luna, y también el ocaso generalizado de la Orden como consecuencia del acoso conjunto del rey Felipe IV de Francia y el Papa Clemente V, interesados en hacerse con sus posesiones en toda Europa. Así, el joven binefarense Arnau Guillem, `novicio` templario elevado al rango de caballero antes de hora por la propia tensión bélica de la época, asume los papeles de protagonista y narrador. `En modo alguno he pretendido oscurecer la figura de Berenguer de Belvís, el comendador del castillo`, dice el prudente escritor.
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El apunte sobra porque en la novela histórica juegan a partes iguales la verdad de los hechos y la imaginación del autor, siempre respetuosa con la primera. Arnau es el hilo conductor y punto. Bueno: Arnau y Violante, la mujer que sin malicia alguna, simplemente enamorada, le hace temblar el corazón. Y un templario jamás debe perder ese pulso. ¿O sí? Adell tiene la llave de esa puerta. Pídansela o, mejor, lean el libro. Se ilustrarán.
F.J.P.

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