domingo, 28 de diciembre de 2008

La Aviación en 1912

Vedrines en la "Fiesta de la Aviación" de Huesca
(Heraldo de Aragón, 11 de agosto de 1912)

DEPORTES Y JUEGOS TRADICIONALES

Por José Antonio Adell Castán y Celedonio García Rodríguez

En 1911 el espectáculo de la aviación se había convertido en la atracción de las fiestas de San Lorenzo. El oscense Gregorio Campaña Usón había sido uno de los pioneros del velocipedismo, y con su decadencia mostró gran admiración por el automovilismo. También fue precursor de la aviación. En la primavera de 1911 obtuvo el título de aviador y ese mismo año fue contratado para realizar vuelos en las fiestas de Huesca.
Pero, los intentos por volar fueron accidentados y fallidos. Los percances sufridos por Gregorio Campaña dejaron el aeroplano destrozado. La expectación que despertó en las fiestas y la muchedumbre que acudió al festejo, entre ellos muchos forasteros, tuvieron que esperar hasta el siguiente año para contemplar un aeroplano por los aires.

Expansión de la aviación

Foto de Vedrines volando sobre Huesca en la primera página del Heraldo de Aragón del 12 de agosto de 1912

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La "fiesta de la aviación" irrumpió con fuerza en 1912, convirtiéndose en el acto más espectacular de los programas festivos de muchas de las ciudades españolas, entre ellas las aragonesas. Días antes de que Julio Vedrines triunfara en las fiestas de Huesca, Poubet había realizado exhibiciones en Santiago de Compostela; Poumet, Garnier y Tixier, en La Coruña; además Garnier preparaba un raid entre Vitoria y Logroño.

En septiembre, Maurice Pomet hizo demostraciones en las Ferias y fiestas de Barbastro; a Calatayud acudió Tixier, y, en octubre, Garnier y Tixier volarían en las fiestas del Pilar de Zaragoza.

En Huesca, en 1912, se ubicó el aeródromo en el Saso de Loreto. El tórrido sol no fue impedimento para que las calles próximas a la carretera de Zaragoza se vieran invadidas, formándose una interminable caravana de carros, tartanas, coches de varias clases y muchos animales (burros, mulas y caballos) a cuyo lomo cabalgaban más de un jinete.

Florencio Benito aseguraba que, al contrario del dicho ordinario "no vemos tres en un burro", esta vez los había visto, y con profusa repetición (1).

En la calle de Zaragoza y en los Porches de Vega Armijó eran asaltadas largas filas de coches que partían veloces, dejando tras de sí una larga ola de polvo, para volver rápidamente. Las sendas y caminos se veían igualmente transitadas.

La Guardia Civil, al son de marciales cornetas, se dirigía al campo de aviación, para tomar posiciones rodeando el perímetro del aeródromo.

La escena pintoresca del festejo la componía una tribuna oficial para autoridades y periodistas, y otras para el público, todas ellas repletas; la muchedumbre se concentraba en abigarrados montones de curiosos coronando los cerros.

Vedrines esperaba sentado, fumando, y entre sonrisa y sonrisa, consciente de ser el héroe del día, miraba al cielo. A su lado el hangar en el que se cobija el biplano, sistema Deperdusin. El aparato podía permanecer en el espacio durante seis horas, recorriendo hasta cien kilómetros por hora.

El éxito de Vedrines


Vedrines en Huesca
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A las cinco de la tarde, a los acordes de escogidas composiciones interpretadas por la música del regimiento de Gerona, Julio Vedrines se dirigió al hangar, con la intención de volar. A los pocos minutos el biplano se elevaba por los aires, alcanzando una considerable altura.
Después de dar una larga vuelta hasta faldear la sierra de Guara y a llegar a una altura superior a los mil metros, descendió para aterrizar en el punto de partida. El vuelo no duró más de diez minutos y en el aterrizaje rozó en tierra levemente un ala.
En un segundo vuelo, Vedrines realizó con gran dominio virajes, vuelos a diferentes alturas, pasando a ras del suelo y atemorizando a la gente, para volver a elevarse, hasta aterrizar nuevamente.
Entre vuelo y vuelo seguía amenizando la música. En el tercero, y último, aún entusiasmó más a la gente, muchos sin poder explicarse lo que habían visto.
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M. Poumet en Barbastro
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Poumet en Puerto de la Cruz (Canarias) 19 de julio de 1913, de los organizadores de la fiesta de la aviación
A los pocos días de la exhibición de aviación en Huesca, se confirmaba la presencia de Maurice Poumet para las próximas ferias y fiestas de Barbastro.

El célebre aviador tuvo un caluroso recibimiento a su llegada. En el mismo tren en el que llegó traía su aparato. El primer día que tenía previsto volar se suspendió el festejo, provocando gran desilusión entre la gente. Al día siguiente Poumet surcó los aires. Un gentío enorme acudió al campo de aviación para presenciar los dos triunfantes vuelos de once y veinticinco minutos.

La gente, muchos llegados de los pueblos comarcanos, ocuparon posiciones, coronando las alturas de los picachos de Santa Bárbara, Capuchinas y Peña del Sepulcro, entorno al campo de San Juan, donde estaba situado el aeródromo y el hangar.

Su primer vuelo, de once minutos, fue como de prueba. En el segundo, de mayor duración, se elevó a una altura superior a los mil doscientos metros. Realizó magníficos virajes, mientras la banda de música del regimiento de Aragón interpretaba algunas composiciones y el público aplaudía al intrépido aviador.

El desfile de regreso en serpenteante caravana y formando un hormiguero de gentes por atajos y vericuetos, fue de lo más pintoresco (2).

Tixier y Garnier
Semana de la Aviación, Zaragoza 1911 (Foto: A. Grasa)

.Tixier y Garnier fueron los otros dos famosos pilotos que volaron en ciudades aragonesas. Tixier estuvo en Calatayud, y en Zaragoza acompañando a Garnier.

Tixier comenzó en 1910 a manejar los aeroplanos. En España ya había realizado vuelos en Lérida, Figueras, León, Cáceres, Córdoba, La Carolina y La Coruña, entre otras poblaciones. Utilizaba un monoplano Bleriot, de doscientos sesenta kilogramos de peso, con motor Gnome.

Los dos vuelos que efectuó en Calatayud fueron magníficos, entusiasmando al gentío que se concentró en los altos próximos en torno a los prados de Cifuentes, lugar en donde estaba el campo de aviación. Los asientos y localidades de preferencia dispuestos para presenciar el festejo estaban totalmente ocupados. La ciudad bilbilitana se quedó desierta mientras que Henri Tixier volaba.

Como de costumbre, la banda de música amenizaba las demostraciones. Al tocar tierra, tras su primer vuelo de catorce minutos, el aparato sufrió una ligera avería sin importancia. En el segundo vuelo, el terror apareció en el semblante del público, temeroso de una catástrofe por los cabeceos del aparato a causa del viento.

El piloto, con gran serenidad, se paseó a una altura de setecientos metros y arrojó papeles anunciando la fecha de su próxima sesión.

En Zaragoza el campo de aviación estaba situado en Valdespartera. Los aviadores que participaron fueron Tixier y Garnier. Después de sus demostraciones en Calatayud, Tixier se había ofrecido para volar en Zaragoza dos días por la cantidad de seis mil pesetas.

El día que debían verificar el primer vuelo hacía viento y amenazaba lluvia, por lo que se suspendió, anunciándose a la gente por medio de una bandera que se colocó en el kiosco del Toni. En días sucesivos de las fiestas del Pilar realizaron majestuosos vuelos, en solitario y con los dos aparatos a la vez, siendo ambos ovacionados y felicitados por el alcalde y el gobernador. La banda del Hospicio también ejecutó variadas composiciones.

En los vuelos del último día Garnier se elevó tres veces, dos de ellas con pasajeros, llevando en uno al señor Corredera, distinguido sportsman de Huesca. El señor Tramullas, maquinista del cine La Alhambra, rodó una película para exhibirla el mismo día en sesiones de tarde y noche.

Accidentes aéreos



Vedrines
A los pocos días de los percances sufridos por Gregorio Campaña en Huesca, en 1911, llegaba la noticia de la muerte del aviador Laforestier, cuando realizaba una exhibición en su aeroplano Berior, durante las fiestas de Huelva.

Otros aviadores también sufrirían trágicos accidentes, entre ellos El rey de los aires, como se conocía a Vedrines, que fallecería víctima de este arriesgado deporte; en abril de 1919 los periódicos recogían la noticia de su muerte.

CITAS BIBLIOGRÁFICAS
  1. Florencio Benito: "Fiestas de San Lorenzo", en Heraldo de Aragón, 10 de agosto de 1912.
  2. Según el relato de Goyena comentando las fiestas de Barbastro, en El Noticiero, 7 de septiembre de 1912.
Publicado en Diario del Altoaragón. Domingo, 24 de marzo de 1996.
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