lunes, 6 de febrero de 2012

Carnaval (y 3)

Trangas del carnaval de Bielsa (Foto: J. A. Adell)
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EL CICLO FESTIVO ANUAL EN EL ALTO ARAGÓN

Por José Antonio ADELL CASTÁN y Celedonio GARCÍA RODRÍGUEZ
En la montaña el carnaval era diferente al del llano. En la montaña existía un gran respeto a la tradición, a cómo se había celebrado siempre la fiesta. En el llano, por el contrario, se introducían elementos nuevos o se suprimían actos de un año para otro. En la montaña el Carnaval era la fiesta de las fiestas, en el llano era una celebración más.

El Sobrarbe
"Qué buen nombre tiene
el santo de Carnaval,
que todos comemos y bebemos
y a ninguno hacemos mal"
(Copla de Fanlo)

Ya hemos comentamos algunos de las carnavales de esta comarca (Bielsa, Valle de Chistau, La Fueva, Pueyo de Araguás...). Algunas poblaciones han recuperado en estos años su tradición carnavalesca. Este es el caso de Nerín, que reduce su celebración a la jornada del sábado, pero cuenta con la presencia de algunos de sus antiguos vecinos.

En Fanlo el Domingo de Carnaval los mozos se disfrazaban y pasaban por todas las casas a efectuar una colecta. Con el vino, patatas, longaniza, huevos y otros productos el martes se realizaba una merienda. La fiesta continuaba el domingo de "piñata".

En Torla un mozo se disfrazaba con pieles, cueros y bien mascarado, portando una esquila y un palo. Decían que semejaba al diablo. El martes de Carnaval, tras haber cometido diversos desmanes, era detenido y juzgado y, finalmente condenado a muerte de forma simbólica. Este personaje presidía todos los actos y, por las descripciones que nos han dado debía parecerse a las "trangas" de Bielsa, a las "momtxorros" de Alsasua o a los "zanpantzar" de Ituren-Zubieta.

En Broto el peirote era llevado por dos mozos hasta una cascada donde se le disparaban dos tiros.
En Laspuña también había disfraces y bromas. Los mozos subían por los tejados y tiznaban de harina o ceniza con aceite a los paseantes. El martes se efectuaba una impresionante ronda en la que varios mulos tiraban de un estirazo, en el que la gente depositaba diversas viandas, que luego se consumirían en una cena seguida de animado baile.

En Arcusa dos mozos se disfrazaban de matrimonio de raza gitana. La mujer simulaba estar embarazada. Compraban un burro, formado por otros dos personajes cubiertos con una manta. Tras haberlo comprado se subían a él y los tiraba al suelo. En aquel momento se deshacía el trato. Debajo de las faldas, un año, un mozo se puso la bota de vino. Esta representación se desarrollaba en la plaza o calle de la localidad.

Alta Ribagorza

En Eriste, "Juan Gerunio", muñeco relleno de paja y revestido con ropas viejas, era el protagonista de las correrías de los mozos durante estas jornadas. Se le paseaba a lomos de un burro por las calles del pueblo y el martes se le juzgaba por sus andanzas y se quemaba en la hoguera.

En Sahún el peirote también se paseaba a lomos de un burro. Un médico simulado recetaba a los que se quejaban alguna fórmula jocosa para sanarlos.

En Vilanova el martes se desarrollaba la ronda de mozos, que finalizaba con una "lifara". Entre las bromas predilectas estaban la de esconder la ropa de las mujeres cuando iban a lavar, meterse en las casas disfrazados, cambiar de lugar los aperos de campo, etcétera. En Castejón de Sos las mozas echaban harina y ceniza a los mozos. El domingo se disfrazaban todos (jóvenes y casados), llevaban orquesta y construían un muñeco de paja que colocaban encima de una burra adornada con cascabeles y cintas. Iban por las casas, haciendo subir la burra por las escaleras, bailaban y cantaban en cada lugar visitado.

En Bisaurri el entierro de la sardina era una representación teatral; comenzaba con la detención del "carnaval", que era llevado a la plaza donde se realizaba un juicio popular. Un joven disfrazado de cura pegaba al pelele hasta que hablase. Las respuestas las daba otro mozo escondido en una casa próxima, que hablaba tras las rejas de una ventana. Finalmente el peirote era condenado. Se le colocaba la soga al cuello o se le ejecutaba con dos tiros. Luego el "carnaval muerto" era llevado con teas encendidas por todas las calles, ante los sollozos de los presentes.

Un año el párroco quiso prohibir el Carnaval y hasta intervino el gobernador multando al que había realizado el papel de cura con cincuenta duros. La multa se repartió entre todos los mozos que tocaron a cuatro duros y, al parecer, uno que sólo puso dos. Luego cantaban en el pueblo:

"Cuatro duros son seguros
ni son tuyos, ni son míos,
cuatro duros son seguros,
no se sabe de quién serán".

En Campo pervive la fiesta. Se nombran seis mayordomos. Antes se tiznaba con el hollín de las chimeneas, pero en la actualidad sólo se emplea el azulete, al igual que los "zarramusqueros" de Cintruénigo (Navarra).

En Laspaúles los niños disfrazados recorren con una mula las calles recogiendo viandas para luego organizar una merienda.

En las pistas de esquí de Cerler también tienen lugar los denominados "Carnavales blancos".

Baja Ribagorza

En La Puebla de Castro los jóvenes se disfrazaban con capas negras y penetraban por las casas que veían abiertas, intentando no ser vistos, para apropiarse de algún alimento o gastar alguna broma a los dueños.

En Caladrones aún se conservan algunos elementos del Carnaval. La ronda pasa por todas las calles y se les saca el porrón.

Al acabar viene el baile y luego la cena. Antaño los mozos con tallos de cáñamo encendidos incordiaban a las mozas colocándoselos debajo de las piernas. Ellas respondían pasándoles dichos tallos cerca del cuello.

En Ciscar había hoguera en la plaza en Entenza disfraces y lifaras. En Torres del Obispo revestían a dos burros y los emparejaban para hacerlos labrar, mientras el que los conducía echaba ceniza a los que pasaban por la calle.

En Tolva el pelele era juzgado, asistiendo el cura (con sotana y dos tortetas haciendo de gafas), un abogado y el fiscal. En Luzas un personaje peculiar era la "señora malvada", mozo disfrazado con una piel de cordero, unos cuernos y tres o cuatro velas sobre los hombros, caminando a cuatro patas.

Graus y Benabarre han recuperado sus carnavales en dos niveles: escolar y adultos.

El Somontano
Colungo organiza desde 1993 los "Carnavales del Vero", en los que participaban diversas poblaciones de la comarca, que de forma rotatoria son la sede de los actos de cada año. En Colungo el pelele se llamaba "Prin". El Martes de Carnaval era subido a una escalera en posición horizontal, llevada por dos mozos. Era paseado por las calles cantando un responso. Colocaban velas a ambos lados de la escalera y finalmente se le quemaba.

En Buera el rey de Carnaval era "Cupido"; participaba en la ronda montando en burro.

En Estada el "señor Prudencio", personaje peculiar de la población en aquellos años, construía un muñeco de paja al que vestía elegantemente y desde el domingo de Carnaval hasta el martes pasaba a ser el "diputado Gutiérrez". Era una forma de ridiculizar a la clase política en los años del turismo, en los que el "diputao Gutiérrez" representaba al cacique o representante de la oligarquía que dominaba el país.

Barbastro organiza un carnaval urbano, muy distinto a aquél de comienzo de siglo, que finalizaba el Miércoles de Ceniza con el entierro de la sardina en la ermita de la Virgen del Plano.

La Hoya y Los Monegros
En la capital los carnavales se iniciaban el jueves lardero, conocido aquí como día de la "longaniza". En el año 1910 un articulista escribía que "el jueves lardero pasó desapercibido... El tiempo desapacible contribuyó a que el día de la longaniza pasará sin que nos diéramos cuenta de él" (1). Las calles se volvían bulliciosas con las máscaras y comparsas. Los bailes a comienzos de siglo tenían lugar en la sociedad La Peña y La Galante, mientras que la Sociedad La Mascarilla los organizaba en el Teatro Principal. En 1910 ya se realizaban bailes de máscaras en el Circulo Oscense. En 1905 las familias más distinguidas de la ciudad abrían sus salones para dar fiestas durante estos días. Los festejos finalizaban el domingo de "piñata" con máscaras y bailes.

En Ayerbe también existían excelentes carnavales, tal como escribe un corresponsal de un periódico regional en 1910, aludiendo a la crisis de ese año: "Aquellas innumerables comparsas de máscaras, que antaño discurrían por nuestras calles, haciendo las delicias de los vecinos con su alegre charla y animados bailes, formados de trecho en trecho al compás de una guitarra, este año no los hemos conocido" (2).

En Sariñena el primer día de Carnaval se celebraba la concurrida feria que ya menciona Madoz (3), diciendo que acuden más de 18.000 cabezas de caballerías.

En Castejón de Monegros, en el entierro de la sardina, los casados de ese año debían pagar el vino. Quemaban los botos de aceite para iluminarse y con un mulo y una cruz en la que colgaban sardinas, recorrían las calles del pueblo bebiendo vino y lamentándose por el fin del Carnaval.

La Litera y el Cinca Medio
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"Muscaruta, tuta,
cara de granota,
cuan te morirás,
ferás mala carota" .
(Copla de Tamarite)

En Albelda se comía en estos días la "casola" y el "tío Sopes", protagonista del Carnaval, acababa en el lavadero. La rondalla local ha recuperado un baile en el que se mantea al "tío Sopes".

En Esplús las mujeres casadas se vestían con un traje blanco con "meriñaque" y "boleras", bajo el que se ponían varios pares de enaguas, decorando sus cabezas con un sombrero de paja adornado con cintas y flores. Recorrían el pueblo cantando y contagiando a todos con su diversión.

En Binéfar se organizaban bailes en La Palma el domingo de Carnaval y el de Piñata.

En Pomar los peleles eran un matrimonio con crío incluido, que iban en un carro, y el último día se quemaban.

En Monzón, con la colaboración de Los "pubs", se organizan diferentes actos, entre los que destaca el desfile de comparsas.

En Albalate de Cinca aparecían los "esquilaches", vestidos de negro y con la cara tapada, que recorrían las calles del pueblo y a aquél que atrapaban le cortaban un mechón de pelo.

En Fraga el sábado por la tarde se procede a la rifa del tocino, acto organizado por la Cofradía de San Antón. El miércoles hay chocolatada y sardinada y, finalmente, se procede a la quema de los "ninots". Algo semejante ocurre en Torrente, donde los "ninots" se colocan en una de las calles y se les deja comida y cena, siendo también destruidos el Miércoles de Ceniza.

Nos queda, por fin, hacer una referencia a los "Carnavales escolares", que organizados por los colegios o por los Centros de Recursos, en el caso de centros rurales, animan cada año nuestras escuelas contando con un aspecto destacado: la ilusión de todos los niños y niñas por esta fiesta.

CITAS BIBLIOGRÁFICAS
  1. Heraldo de Aragón, 5 de febrero de 1910.
  2. Heraldo de Aragón, 9 de febrero de 1910.
  3. MADOZ, P.: Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico. 1845-1850. Huesca. Ed. Facsímil. Valladolid, DGA., 1986. p. 310.
Publicado en “Cuadernos Altoaragoneses”, suplemento del Diario del Altoaragón. Domingo 7 de marzo de 1993
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