viernes, 4 de enero de 2008

Troncas, ferias, hogueras y coplillas en las Navidades más tradicionales de Aragón

Navidad ____ Heraldo de Aragón, 24 de diciembre de 2007

En la Comunidad existen una serie de ritos y costumbres más o menos ancestrales para celebrar estas fiestas.


Fotógrafo: ALFONSO REYES
La Tronca de Navidad organizada el pasado jueves por Ligallo de Fablans d´Aragonés en el colegio Torrerramona de Zaragoza

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E. R. D. Zaragoza Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió o lo que se acostumbraba a hacer en tiempos pasados. Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra tradición viene del latín "traditio", que viene a su vez del verbo "tradere", que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.

Aragón es una tierra rica en tradiciones y muchas, lamentablemente, están cayendo poco a poco en el olvido. Otras, sin embargo, se resisten a desaparecer y se cumplen, año tras año, en un intento de hacer perdurables las costumbres más arraigadas de estas fechas navideñas. José Antonio Adell y Celedonio García, buscadores y recopiladores de tradiciones aragonesas, recogen en "Fiestas y tradiciones en el Alto Aragón. El invierno" muchas de estas formas de celebración propias, que, sin grandes diferencias con otros lugares de España e incluso de Europa, presentan matices propios.

La fiesta que inicia el ciclo navideño es la Nochebuena. Ese día tenía lugar la quema de la Toza o Tronca de Navidad. En los valles pirenaicos occidentales se tomaba un gran tronco, al que antes de cortarlo se le pedía perdón. En la Nochebuena se encendía y, tras la Misa del Gallo, toda la familia se situaba alrededor y se procedía a su bendición, ceremonia que llevaba a cabo un varón; la tradición mandaba que, mientras lo hacía, recitara unas palabras con las que pedía protección para la casa y sus habitantes. "Buen tizón, buen varón, buena casa, buena brasa. Dios bendiga los bienes de esta casa y a los que en ella son".

Según Adell y García, en muchos pueblos altoaragoneses se dejaba encendida la tronca en Nochebuena para calentar al Niño Dios. En otros, sin embargo, se mantenía prendida hasta pasada la festividad de Reyes.

En la zona más oriental de Aragón, por su parte, la tronca "cagaba" regalos para los niños, alguna moneda, dulces, frutos secos u otras golosinas. Mientras golpeaban la tronca, los niños recitaban: "Tronca de Navidad caga turrons y pixa vi blanc". Precisamente, la tradición de la Tronca de Navidad es la que con más ahínco trata de recuperarse en estos tiempos de globalización. El pasado jueves, el Ligallo de Fablans d'Aragonés organizó en Zaragoza una tronca itinerante que recorrerá diversos pueblos de Aragón.

Cuentan Adell y García en su libro sobre tradiciones aragonesas que las hogueras también eran algo común en los pueblos de Aragón, aunque la mayoría se perdieron con la pavimentación de las calles. En Coscojuela de Fantova, las gentes del lugar se reúnen en Nochebuena en torno a la lumbre para comer y beber. En Monesma, la hoguera se encendía tras la Misa del Gallo y se preparaba ponche. En Campo, la hoguera que se enciende en la plaza permanece hasta Reyes.

Compraventa de ganados

En una zona eminentemente rural, cobraban especial importancia las ferias para comprar y vender ganado, y en la época navideña se celebraban algunas de las más sonadas.

Pasadas la "ferieta de Navidad" de Plan, que se celebraba el día 18, y la de "los pavos" de Huesca, que tenía lugar el 21, Sariñena contaba con una cita dedicada al ganado mular, caballar y asnal, entre los días 26 y 31 de diciembre, que, como cuentan los dos historiadores aragoneses, daba sentido al refrán "Año nuevo, vida nueva".

Precisamente, para Año Nuevo, otra de las tradiciones aragonesas más arraigadas era que los niños pasaran por las casas de los pueblos pidiendo el "cabo d'año". Y todo el mundo tenía la obligación de aportar algo para la chiquillería. En Esplús, por ejemplo, los críos cantaban siempre la misma canción. "Guilletas de cabo d'año, pan y vino todo el año y el que no nos quiera dar buena caguera le dé hasta el día de la Candelera".

Resplandor en la noche de Reyes

En Martín del Río (Teruel) aún sigue vigente la tradición de la noche de Reyes, cuando encienden detrás de un monte una gran hoguera para que haya resplandor en el cielo.

Los mayores suben hasta allí para bajar con el cortejo de los Reyes portando antorchas y bengalas, que constituyen la única iluminación, ya que las luces del pueblo están apagadas. El cortejo se dirige a la iglesia, donde les esperan la Virgen, San José y el Niño, al que le ofrecen oro, incienso y mirra; después reparten juguetes a todos los niños.

En todo Aragón, los pequeños de la casa depositaban sus regalos en el balcón, donde dejaban sus zapatos y comida para los camellos. La mañana de Reyes cierra el ciclo navideño, en el que los niños y la renovación de la vida son los principales protagonistas.

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