Gregorio Campaña en su aparato antes de iniciar el vuelo
DEPORTES Y JUEGOS TRADICIONALES
Gregorio Campaña Usón nació en Huesca el primero de abril de 1870, en la parroquia de Santo Domingo y San Martín. Se educó en Francia y muy pronto mostró su afición por el "sport", dedicándose al ciclismo. Su regreso a España lo realizó en biciclo.
Como ciclista obtuvo unos 140 primeros premios; batió records, como el de 24 horas, en septiembre de 1889; en este año alcanzó el título de campeón de Aragón, conservándolo durante tres años. También obtuvo el campeonato de España.
Con la decadencia del ciclismo mostró su admiración y entusiasmo por el automovilismo, dedicándose a este nuevo "sport". De ánimo esforzado, férrea voluntad y habilísimo mecánico, su aspiración fue el dominio del aire, para cuyo fin se trasladó a París. En la primavera de 1911 obtuvo el título de piloto aviador en Reims.
La hélice del aparato con el que obtuvo el título de aviador la cedió a la Cámara de Comercio Oscense. Aprovechando la proximidad de las Fiestas de San Lorenzo, se le propuso realizar unos vuelos en su ciudad natal; Campaña no tardó en aceptar, firmando un contrato por el que se comprometía a realizar varios vuelos durante los días de las fiestas.
Los aviones de Campaña
En los balcones del Casino de Huesca se colocaba una bandera para informar si habría vuelos
Este espectáculo se convertiría en la atracción de las fiestas de San Lorenzo de 1911. Entre el vecindario reinaba gran expectación y entusiasmo por la novedad y atracción de este festejo, y por tratarse de un aviador oscense. Gregorio Campaña, según manifestaciones que recogía la prensa, "quiere volar y volará; es tan tozudo como aragonés". Para el acontecimiento se construiría un aeródromo extramuros de la ciudad, junto a la ermita de Loreto.
El día 8 de agosto, vísperas de la fiesta, el intrépido aviador Campaña, llegaba, procedente de Valencia, con sus dos aparatos. En unos carros fueron conducidos desde la estación de ferrocarril al Saso de Loreto, donde armaría los motores preparándolos para el ascenso.
Traía dos monoplanos; uno era el que pretendió utilizar en el raid Valencia-Alicante, sufriendo grandes averías que le impidieron hacer el citado recorrido, pero ya reparado con alas nuevas y nuevo estabilizador. Llevaba motor de seis cilindros y 60 caballos de fuerza.
Este monoplano se calificaba como sistema "Campaña", por ser él quien introdujo las modificaciones que le distinguían de los otros aparatos. Con el nombre de "Monoplano Campaña" se le conocía en la escuela de aviación de Issy les Molineaux y en Reims, donde ya había realizado arriesgadas pruebas.
El otro aparato era un nuevo modelo inventador por Antonio Salvador, funcionario de la cárcel de San Miguel de los Reyes. No tenía motor, pero Campaña le colocaría el de su aparato cuando lo utilizase para las ascensiones.
La prensa comentaba los vuelos que tendrían lugar: "Si el tiempo le ayuda y los aparatos funcionan bien, puede asegurarse que hará cosas notables, pues su propósito no es limitarse a volar sobre el aeródromo de Loreto, sino lanzarse a las grandes pruebas de altura, resistencia y velocidad. Aunque Campaña se muestra muy parco en promesas, no sería extraño que abrigase el propósito de llegar a Zaragoza, si el estado atmosférico le es favorable y le inspira plena confianza la marcha del motor" (1).
Se anunciaban oficialmente vuelos para los días 11 y 13; no obstante, Campaña tenía el deseo de volar fuera de programa, entrenándose para tomar parte en próximos e importantes concursos, como el raid Salamanca-Valladolid, con el que ya se había comprometido para tomar parte.
La fiesta de aviación
Planeador en Huesca, 1932
La fiesta de la aviación, como se denominaba al festejo más sobresaliente del programa, era el tema de conversación general, captando la atención y el interés del público oscense y de los numerosos forasteros que llegaban atraídos por el deseo de presenciar este emocionante espectáculo. En los periódicos se decía que "la provincia va a quedarse despoblada para admirar las gallardías que realice en los aires".El día de San Lorenzo de 1911, las calles de Huesca estaban abarrotadas de gente ansiosa de ver volar al aviador Campaña. De los pueblos limítrofes llegaron con este fin multitud de forasteros en carros, coches, bicicletas y caballerías.
Campaña seguía preparando su aparato, comprobando el funcionamiento del motor. Según comentaba el corresponsal del Diario de Avisos, la víspera de los vuelos, Campaña "probó el motor y éste funcionó admirablemente. En vista de ello, Campaña quiso remontarse en un vuelo de prueba, pero sus amigos presentes en el acto no se lo permitieron. Como el aparato funciona admirablemente y el tiempo, aunque nuboso, ni amenaza tormenta ni hace fuerte viento, espérase que Campaña remonte al espacio entre la admiración de sus paisanos deseosos de aplaudirle"(2).
En la ciudad se extendió el rumor de que Gregorio Campaña había surcado los aires en el monoplano de su invención, yendo del aeródromo a San Jorge y regresando al hangar sin novedad. El rumor parecía verosímil, puesto que en el ánimo de Campaña existía el propósito de sorprender a los oscenses y forasteros apareciendo inesperadamente sobre la Plaza de Toros, durante la corrida.
Preparativos para volar
Panorámica de Huesca
En las primeras horas de la tarde, mucho tiempo antes de la hora señalada para los vuelos, la gente buscaba toda clase de vehículos en los que trasladarse al campo de aviación. Los coches que salían de los porches de Vega Armijó eran ocupados al asalto. La carretera de Zaragoza y todos los caminos que conducían al Saso de Loreto se veían llenos de gente. El cabezo de Berdejo y la ermita de San Jorge parecía un inmenso hormiguero humano.
El aspecto que ofrecía el aeródromo era pintoresco. Se congregaron más de seis mil personas. La guardia civil rodeaba la pista para evitar que el público se introdujera en ella. Los niños de las escuelas se situaron en el altozano de la ermita; el público rodeaba la cerca de alambre y aprovechaba todos los salientes para ver mejor.
Entre las autoridades presentes se encontraban el gobernador civil, el alcalde, el primer jefe de la benemérita, el inspector de sanidad, la comisión de festejos y demás autoridades.
La expectación era grande. El corresponsal de El Noticiero narraba la impresión del público: "Las gentes campesinas que nada saben de la aviación más que de oídas, hacen muy peregrinos comentarios, que ponen de relieve la sencillez de sus almas" (3).
El viento, que soplaba con intermitencias de violentas ráfagas, preocupaba a Campaña. Para probar el motor, hizo sacar el aparato del hangar y atándolo a un árbol lo puso en funcionamiento. Una vez comprobado, Campaña mandó colocar el aparato en el centro de la pista y montó en él.
Intentos de volar
Accidente de Vedrines, en 1912
Entre entusiastas vivas, el aviador se deslizó con el aparato por la pista, pero al intentar remontarse el aparato cabeceó tomando la dirección de donde más público había congregado; al virar, una racha de viento contrario le hizo rozar con la tierra, rompiéndose el volante de dirección.
El público, lamentando el accidente, emprendió el regreso antes de que descargase la tormenta que se aproximaba. En los comentarios de la gente destacaban la valentía de Campaña. El aviador regresó a la ciudad en el automóvil del alcalde. Según Campaña, sus paisanos se hartarían de verle volar.
En los balcones del Casino ondeaba una bandera para informar al público si habría vuelos; el día 12, aunque ondeaba la bandera blanca indicando que no habría aviación, Campaña probaría con toda seguridad su aeroplano, una vez arreglada la avería. En las páginas de El Noticiero declaraba: "Yo volaré. Volaré, cuésteme lo que me cueste. Estoy dispuesto a apostar unos miles de pesetas en pro de que me remonto y vuelo por encima de la ciudad y monasterio de Montearagón"(4).
Campaña lo intentó ante varios centenares de personas; montó nuevamente al aparato emprendiendo la marcha a ras del suelo; aprovechando un desnivel comenzó a elevarse, pero chocó contra la valla, cayendo entre una zanja y la alambrada del circuito.
Campaña sufrió ligeras contusiones en algunas partes del cuerpo. Del aparato se rompió la hélice y el arco que sostiene las ruedas delanteras; también sufrieron algunos destrozos las alas.
Según decía Campaña, las averías no tenían gran importancia y no se iría de Huesca sin volar por cuestión de honor y empeño aragonés. Quería cumplir los compromisos contratados. Así explicaba las causas y detalles del accidente: "Ayer, antes de montar en mi aeroplano, al examinar el motor hube de observar que no funcionaba bien; creí que esto no sería obstáculo insuperable y me decidí a pesar de todo a volar para satisfacer los apremiantes deseos del público. Calculé y preví las consecuencias que pudiera acarrearme la marcha anormal del motor, por lo que pensé que podría dar una vuelta por la ciudad y volver al campo de aviación a aterrizar; todo cuestión de unos diez o doce minutos"(5).
El público, lamentando el accidente, emprendió el regreso antes de que descargase la tormenta que se aproximaba. En los comentarios de la gente destacaban la valentía de Campaña. El aviador regresó a la ciudad en el automóvil del alcalde. Según Campaña, sus paisanos se hartarían de verle volar.
En los balcones del Casino ondeaba una bandera para informar al público si habría vuelos; el día 12, aunque ondeaba la bandera blanca indicando que no habría aviación, Campaña probaría con toda seguridad su aeroplano, una vez arreglada la avería. En las páginas de El Noticiero declaraba: "Yo volaré. Volaré, cuésteme lo que me cueste. Estoy dispuesto a apostar unos miles de pesetas en pro de que me remonto y vuelo por encima de la ciudad y monasterio de Montearagón"(4).
Campaña lo intentó ante varios centenares de personas; montó nuevamente al aparato emprendiendo la marcha a ras del suelo; aprovechando un desnivel comenzó a elevarse, pero chocó contra la valla, cayendo entre una zanja y la alambrada del circuito.
Campaña sufrió ligeras contusiones en algunas partes del cuerpo. Del aparato se rompió la hélice y el arco que sostiene las ruedas delanteras; también sufrieron algunos destrozos las alas.
Según decía Campaña, las averías no tenían gran importancia y no se iría de Huesca sin volar por cuestión de honor y empeño aragonés. Quería cumplir los compromisos contratados. Así explicaba las causas y detalles del accidente: "Ayer, antes de montar en mi aeroplano, al examinar el motor hube de observar que no funcionaba bien; creí que esto no sería obstáculo insuperable y me decidí a pesar de todo a volar para satisfacer los apremiantes deseos del público. Calculé y preví las consecuencias que pudiera acarrearme la marcha anormal del motor, por lo que pensé que podría dar una vuelta por la ciudad y volver al campo de aviación a aterrizar; todo cuestión de unos diez o doce minutos"(5).
Retrato de Julio Vedrines, publicada en El Mundo Gráfico, informando del grave accidente sufrido al empezar su vuelo Bélgica-Madrid, en 1912
Campaña aún confiaba volar el día de la Asunción. No fue este día cuando lo intentó otra vez, sino dos o tres días después. La tentativa volvió a ser accidental. Se elevó unos seis metros del suelo, disponiéndose a dar una vuelta por los Siete Lugares, cuando observó que le hacían señales y al descender rápidamente una rueda se empotró en tierra, dando una vuelta de campana el aparato a causa de la violencia del choque. El aeroplano se partió por el asiento y quedó doblado, de forma que la hélice caía debajo de la cola. Campaña sufrió heridas leves y magullamiento general de todo el cuerpo.
A pesar de los percances, todavía confiaba en cumplir sus propósitos puesto que ninguno habían sido por causa de su oficio: "Una vez porque la noche me impidió ver las alambradas, otra porque el mecánico y yo sufrimos el descuido de no sujetar una tuerca... Nada... cosas sin importancia... Mala pata..."(6).
De haber realizado sus vuelos hubiera firmado contrato para volar en Calatayud, aunque era muy probable que volara en Medina del Campo el día seis o siete de septiembre; antes debía recibir un nuevo aparato al que acoplaría su motor y volaría en Huesca para cumplir sus propósitos.
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El célebre aviador Leoncio Garniér, en Mundo Grágico
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Su esposa, que había presenciado la primera caída del aparato, quería que abandonase la profesión de aviador. La inquietud de la mujer era comprensible. A los pocos días llegaba la noticia de la muerte del aviador Laforestier cuando realizaba una exhibición en su aeroplano Beriot durante las fiestas de Huelva.
Al año siguiente la "fiesta de la aviación" se extendió a otras poblaciones aragonesas; a Huesca llegaría Julio Vedrines "El rey de los aires"; en Barbastro hizo demostraciones Maurice Poumet; en Calatayud el aviador Tixier, y en las fiestas de Zaragoza volaron Garnier y Tixier.
CITAS BIBLIOGRAFICAS
A pesar de los percances, todavía confiaba en cumplir sus propósitos puesto que ninguno habían sido por causa de su oficio: "Una vez porque la noche me impidió ver las alambradas, otra porque el mecánico y yo sufrimos el descuido de no sujetar una tuerca... Nada... cosas sin importancia... Mala pata..."(6).
De haber realizado sus vuelos hubiera firmado contrato para volar en Calatayud, aunque era muy probable que volara en Medina del Campo el día seis o siete de septiembre; antes debía recibir un nuevo aparato al que acoplaría su motor y volaría en Huesca para cumplir sus propósitos.
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El célebre aviador Leoncio Garniér, en Mundo Grágico
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Su esposa, que había presenciado la primera caída del aparato, quería que abandonase la profesión de aviador. La inquietud de la mujer era comprensible. A los pocos días llegaba la noticia de la muerte del aviador Laforestier cuando realizaba una exhibición en su aeroplano Beriot durante las fiestas de Huelva.
Al año siguiente la "fiesta de la aviación" se extendió a otras poblaciones aragonesas; a Huesca llegaría Julio Vedrines "El rey de los aires"; en Barbastro hizo demostraciones Maurice Poumet; en Calatayud el aviador Tixier, y en las fiestas de Zaragoza volaron Garnier y Tixier.
CITAS BIBLIOGRAFICAS
- PELLICER, A., en el Diario de Avisos de Zaragoza, 9 de agosto de 1911.
- PELLICER, A., 11 de agosto de 1911.
- BANZO, 12 de agosto de 1911.
- BANZO, 13 de agosto de 1911.
- BANZO, en El Noticiero, 14 de agosto de 1911.
- Opus citat, 22 de agosto de 1911.
Publicado en el Diario del Altoaragón. Domingo, 10 de octubre de 1993
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