En la última década del siglo XIX habitaba el Velilla, junto a las orillas del Ebro, una mujer que era tenida por adivina. Como muchas brujas, era capaz de dar y curar enfermedades a su antojo, y hasta se permitía el lujo de conversar con seres que habían fallecido hacía más de un siglo.
Velilla de Ebro (Foto: C. García)
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Un joven de la misma localidad, llamado Manuel Tello, supuso que la enfermedad que a su padre le retenía en cama era causada por un hechizo de esta mujer. Tello se dirigió a la casa de la “bruja” para que quitase a su padre la enfermedad. Ella se negó y el muchacho, enfurecido, echó mano a un arma de fuego que llevaba consigo y disparó un tiro dejándola herida. Tello también disparó al marido de la mujer y salió rápidamente en persecución de la “hechicera”, que había logrado huir arrojándose por una ventana.En una calle próxima Manuel Tello encontró a la “hechicera” y haciendo uso de un puñal le dio dos puñaladas, a causa de las cuales falleció a los pocos momentos.
- Texto extraído del libro de José Antonio Adell y Celedonio García: Brujas, demonios, encantarias y seres mágicos de Aragón. Editorial Pirineo, Huesca, 2008 (6ª edición).
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